Durante décadas, la política exterior estadounidense en América Latina ha pasado por ciclos de negligencia y preocupación. Está en un ciclo de preocupación una vez más, impulsada por una campaña iraní para hacer amigos e influir en el patio trasero de América.
El mensaje de Washington a los amigos latinos de Irán -que no se acerquen demasiado- no parece impresionar.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, en un lenguaje inusualmente fuerte, emitió el primer aviso el 11 de diciembre: "Creo que si la gente quiere coquetear con Irán, deberían ver cuáles podrían ser las consecuencias. Y esperamos que lo piensen dos veces".
El presidente Barack Obama siguió ocho días después con un mensaje centrado en Venezuela, cabeza de lanza de Irán en América Latina.
Los vínculos con Irán no han servido a los intereses de Venezuela y su pueblo, dijo en una entrevista con un periódico venezolano. "Tarde o temprano, la gente de Venezuela tendrá que determinar qué posible ventaja le brinda tener relación con un país que viola los derechos humanos universales y que está aislado de la mayor parte del mundo".
Desde esas advertencias, los amigos en América Latina de Irán han dejado en claro que no están pensando dos veces, como Clinton sugirió.
En cambio, los líderes de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Ecuador se están preparando para recibir al presidente Mahmoud Ahmadinejad en la segunda semana del 2012.
En otra iniciativa para hacerle un piquete de ojos a el "Gran Satanás", el apodo de Irán a Estados Unidos, en su propio patio trasero, Teherán lanzó un canal de televisión en español, HispanTV, para romper el predominio de las emisoras internacionales que están "amordazadas por el imperialismo, ocultando la verdad y tergiversando los hechos".
Así lo dijo el ejecutivo Mohamed Sarafraz cuando lanzó el nuevo canal el 21 de diciembre. Hay un poco más que ironía en esta afirmación, dado que los medios estatales iraníes no son ajenos a ocultar la verdad y tergiversar los hechos, por no hablar de que el Gobierno encarcela a los periodistas, bloquea las emisiones de los extranjeros y censura en Internet.
El canal iraní busca llegar más allá de los países con líderes antiestadounidenses y su objetivo es convencer a los latinoamericanos de "la legitimidad ideológica de nuestro sistema (iraní) para el mundo", en palabras de Ezzatollah Zarghami, jefe de la radio y TV estatal de Irán.
Eso es mas fácil decirlo que hacerlo. Los latinoamericanos descontentos con las noticias e información de sus propios países pueden recurrir a la Internet y a las redes internacionales que ya están transmitiendo a la región en español - la británica BBC, TVE de España, la alemana Deutsche Welle, Voice of America y CNN.
La entrada de Irán en lo que Hillary Clinton ha llamado como una guerra de la información dice mucho de la ambición de Ahmadinejad para hacer frente a Estados Unidos no sólo en Medio Oriente sino a nivel mundial. Es una ambición que comparte con la Venezuela de Hugo Chávez, quien se ha retratado a sí mismo como el líder de una alianza mundial "antiimperialista" desde que llegó al poder hace 13 años.
RETÓRICA ALTISONANTE
Los dos tienen mucho en común, desde la hostilidad a Estados Unidos hasta una retórica tan escandalosa como inverosímil.
Ahmadinejad ha llamado el Holocausto "una mentira basada en un reclamo improbable y mítico" y sorprendió a una audiencia en Nueva York en 2007, al insistir en que no había homosexuales en Irán. Chávez es dado a las teorías que involucran planes de asesinato organizados por Estados Unidos.
Tras la noticia de esta semana de que la presidenta argentina, Cristina Fernández, ha sido diagnosticada con cáncer de tiroides, Chávez especuló que Estados Unidos podría haber desarrollado una forma de provocarle cáncer a los líderes latinoamericanos. Chávez se sometió a una cirugía de cáncer en junio.
Fernando Lugo de Paraguay, Dilma Rousseff de Brasil y su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, han luchado contra el cáncer. Dejando las declaraciones altisonantes de lado, Chávez ha sido un facilitador clave de los intentos de Irán por debilitar la supremacía de Estados Unidos en América Latina.
Tanto Chávez como Evo Morales, en Bolivia, han declarado a Irán un "aliado estratégico" y han firmado una serie de acuerdos económicos. Daniel Ortega de Nicaragua es un aliado cercano, al igual que Rafael Correa de Ecuador y el cubano Raúl Castro. Para todos ellos, el programa nuclear de Irán no es un problema: aceptan las garantías de Teherán de que es para fines pacíficos.
Estados Unidos y sus aliados occidentales sospechan que Irán está trabajando en armas nucleares y han impuesto sanciones más duras para frenar el programa. Las sanciones, dijo Obama este mes, han tenido éxito en aislar a Irán.
También tuvieron una consecuencia no deseada que Obama no mencionó - Irán salió en busca de amigos dondequiera que pueda encontrarlos, desde el África Subsahariana al patio trasero de Estados Unidos. Obama y Clinton deben explicar las consecuencias de coquetear con Irán contra los deseos de Washington.
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