Winston Churchill, ex primer ministro inglés, fue baluarte en la defensa de Inglaterra ante la pretendida invasión alemana al Reino Unido en la segunda guerra mundial. Como político y dirigente social defendió y estimuló la iniciativa particular fundamentada en el ejercicio pleno de la libertad. Sus pensamientos se constituyeron en enseñanzas que estimularon a los ingleses a resistir los embates del enemigo y hacer posible la reconstrucción de la patria vencedora, pero maltrecha.
En relación a los ataques a la iniciativa particular en Venezuela, presento dos expresiones del conductor anglosajón las cuales en corto tiempo, entre otras, se convirtieron en sentencias didácticas ejemplarizantes.
“…algunas personas ven en la empresa privada una vaca susceptible de ordeñar. Muy pocos la ven como un robusto percherón que arrastra un carro muy pesado”.
“El problema del capitalismo es la desigual distribución de la riqueza, mientras que la virtud del socialismo es la igual distribución de la miseria”.
Para los comunistas lograr el confinamiento de los pueblos aplican dos fórmulas, la reducción mediante el miedo y la eliminación de la iniciativa particular como suministradores confiables de bienes y servicios básicos. Para lograr lo primero se alían con mercenarios extranjeros y el hampa local. En relación a la consecuente meta conducen la economía al desplome sustituyendo las tradicionales sociedades de sustento por importaciones temporales que a la postre controlarán para dosificar el hambre en la población. Esto les permitirá ganar la meta; el sometimiento, por la fuerza o vía la necesidad de obtener los más elementales insumos para la subsistencia.
Todos los colofones planteados por el mandatario barinés, en cuanto a las fechas, no se han logrado aunque sin duda alguna avanza hacia su consecución.
Nuestra golpeada dirigencia empresarial, contrario a los que muchos pudieran pensar, está más fortalecida que nunca. Hay quienes esperaban ver a unos cabecillas del sector hablar, por intenciones despreciables, el lenguaje del gobierno y ser acomodaticios con el ya bien conocido “tírame algo”, pero no ha sido así. Hoy por hoy se empinan ante la adversidad para mostrar con orgullo el bienestar social de sus trabajadores y ratificar que son el soporte de la población, para despecho de la izquierda extrema. Mientras, el gobierno al intervenir núcleos de producción deja en el corto tiempo desempleo, calamidad social y pública miseria. El ciudadano común sabe que su bienestar está en el quehacer cotidiano y no en la dádiva.
No es invento o ilusión que los votantes rechazan tener a Chávez más allá del 2011. Las firmas consultoras así lo reflejan y el desespero del gobierno lo corrobora.
Hasta el mes de junio de este año, según Fedecámaras, el estado ha incautado 677 empresas en las áreas de alimentos, automotor, construcción, educación, eléctrico, envases, financieros, gas, metalúrgico, minero, papel, petrolero, químico, telecomunicaciones, transito y turismo. Los sectores más afectados han sido el agroindustrial, 36,7%, y las corporaciones que le dan servicio a la industria petrolera, 33,6%. Estas se han llevado a cabo desde el 2002 hasta la fecha y solo en el 2011 se ejecutaron 84 ocupaciones.
Como un ejemplo de la gestión destructiva del gobierno es la baja en la fabricación de cemento, materia prima de la construcción. Para el momento de la usurpación de las instalaciones del ramo, el país suministraba 9 millones de toneladas. Al momento solo produce 3 millones. Al evaluar tal déficit, encontramos que la causa principal es la ineficiencia profesional sobre el manejo tecnológico y su rendimiento en la planta fundada, lo cual ha llevado a la inoperatividad a varias que antes marchaban a plena capacidad.
Hoy traigo a ustedes las palabras que Carlos Fernández, ex presidente de Fedecámaras y extrañado político, cuando me indicó su parecer en torno al destino de la planta física nacional instalada hoy incautada: “Más allá del atropello, el país va a la ruina; esas empresas caen en corrupción y malos manejos para llevarnos luego hacia la economía de puertos”. Tal aseveración de Fernández toma mayor vigencia cuando observamos el congestionamiento portuario del país con un considerable grupo de barcos a la espera de ser descargados.
Atrás quedó la conducta criticable de grupúsculos gremiales que pactaron con el gobierno por prebendas y rompieron la huelga general de diciembre del 2002. En los últimos años hemos podido observar el accionar de la clase rectora y avizoramos que estos asumen el reto con acierto de probar que el estado esta asentado en la iniciativa privada y el tesonero trabajo. Para ello los venezolanos se apoyan en dos pilares fundamentales: la familia alimentada por el amor y la patria avivada por la flama de la libertad.
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