Cien años han transcurrido desde aquella conmovedora escena de tragedia y muerte del Titanic, cuando los ocho músicos de la banda de Wallace Hartley, interpretaban como si nada pasara, aquel hermoso himno cristiano: Más cerca, Oh Dios de ti de Sarah Flower Adams.
Los venezolanos vivimos nuestro propio naufragio. Nos hundimos debido a la ineptitud de quienes conducen la nave y la inacción, errores u omisiones graves de quienes pretenden asumir el mando. Enfrentamos nuestro destino, imposibilitados de actuar efectivamente ante la ceguera histórica de las élites y del liderazgo democrático. Las minorías conscientes, por su parte, carecen de los elementales recursos para actuar de manera efectiva, ante el poderoso Estado chavista e impedir la inminente tragedia que nos aguarda de no tomarse las acciones pertinentes.
Sabemos, que el llamado socialismo del siglo XXI, no es más que una farsa, un atajo intransitable, pleno de peligros, por donde jamás alcanzaremos ver la luz al final del túnel. Este espinoso, polvoriento y oscuro camino conduce a la destrucción de la patria. Para colmo mientras lo transitamos, las bandas criminales chavistas, violan nuestros derechos y saquean nuestras riquezas.
Venezuela hoy por hoy, lidera la gran mayoría de listas grises y negras de organismos internacionales, como en materia de: Derechos humanos, trata de blancas, seguridad para las inversiones, lavado de dinero, terrorismo, narcotráfico y estamos a punto de engrosar la ignominiosa lista de países forajidos. Los grandes jerarcas chavistas por su parte, engrosan la nada honrosa Lista Clinton que sindica notorios criminales que trafican narcóticos y armas para los grupos terroristas de la región. Nada para sentirse orgullosos sino todo lo contrario: Avergonzados.
Rescatar al país de su actual tragedia política, económica, ética y moral, pasa por despertar la consciencia de nuestras élites y del liderazgo opositor, para que comprendan la magnitud de la crisis y se preparen adecuadamente para enfrentar a este monstruo de mil cabezas que es el chavismo. Es necesario que el liderazgo opositor entienda que el próximo presidente democrático que surgirá de las elecciones de octubre de 2012, gobernará bajo condiciones muy adversas y hostiles, para lo cual deberá tomar decisiones y acciones de excepción que sólo serán posible implementar bajo un régimen especial de transición, que permita, la refundación del Estado y la reestructuración profunda de sus instituciones, en especial, las Fuerzas Armadas Nacionales.
La tarea es sumamente ardua y dificultosa, pero vital para la sobrevivencia de la patria. Se necesitará durante el período de transición, la ayuda y comprensión de todos los venezolanos de buena voluntad y de las instituciones internacionales. Un aspecto que requerirá especial atención será lo relativo al desmantelamiento, neutralización y desmovilización de los grupos criminales y paramilitares chavistas, así como fuerzas de ocupación extranjera que al igual que las cubanas e iraníes realizan actividades en nuestro país, lesionando nuestra soberanía y seguridad nacional.
Un error grave sería, no advertir a los venezolanos sobre los peligros que nos acecharán en la era post chavista y cómo los afrontaremos, en vez de, adoptar la actitud de los músicos del Titanic, aparentando que nada pasa ni va a ocurrir, mientras la nave naufraga.
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