Convocatoria a manifestarse por la paz el sábado 3 de marzo de 2012
por Helga Zepp-LaRouche
Nuestras vidas penden, literalmente, de un hilo de seda. Si el Jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Martin Dempsey y varios otros oficiales militares estadounidenses no se hubieran opuesto vehementemente a un ataque militar a Irán, ya se hubiera perdido la mayor parte de la humanidad en una guerra termonuclear global.
El motivo de esta amenaza de guerra no radica en el supuesto programa de armas atómicas de Irán, sobre el cual todos los servicios de inteligencia del Directorio de Inteligencia Nacional de Estados Unidos concuerdan, en su Estimación de Inteligencia Nacional oficial, en que ya no existe desde 2003 ningún programa de armas atómicas en Irán. El motivo fundamental radica más bien en el hecho de que el sistema financiero de todo el mundo transatlántico está quebrado sin remedio. Este imperio británico, el mentado sistema de la globalización, está orillando al mundo hacia el abismo nuclear, a fin de forzar a Rusia y a China a que se arrodillen y abandonen su soberanía y sus directrices económicas orientadas por la tecnología avanzada.
Esta política de cambio de régimen (luego de las guerras en Irak y en Libia) no está dirigida contra Siria o Irán, sino principalmente contra Rusia y China. Esa política incluye, en varios niveles, la amenaza de asesinato contra Vladimir Putin y la construcción de un sistema de defensa antimisiles en Europa, que obviamente no está dirigido en contra de Irán, sino de Rusia. Dado que Rusia y China han dejado muy en claro que no se van a doblegar a esto de ninguna manera, hay ahora un grave peligro de que las fuerzas del imperio británico provoquen una confrontación termonuclear entre Estados Unidos y Rusia.
Esta confrontación se intensificó desde que Vladimir Putin anunció que contendería de nuevo para la Presidencia de Rusia. Las abiertas amenazas de asesinato se han multiplicando en los medios periodísticos convencionales, como por ejemplo, la revista Foreign Policy, con el encabezado "Putin ya está muerto"; o las amenazas provenientes de Boris Berezovsky, quien pidió el tratamiento de Gadafi para Putin. Esto incluye también la campaña del aparato político ligado al Proyecto Democracia y a George Soros, que han sido los responsables de la revolución naranja en Ucrania, la revolución rosa en Georgia, y ahora los esfuerzos por perpetrar una revolución "blanca" en Rusia. Estos provocadores a sueldo han planeado desde septiembre del año pasado que saldrían con sus acusaciones de fraude electoral en las elecciones parlamentarias y presidenciales de Rusia.
Si esta guerra llegase a ocurrir, probablemente no quedará nada ya de la humanidad. La lógica misma de una guerra termonuclear dicta que se lance todo el arsenal desde el primer golpe; y la razón de la resistencia del general Dempsey y otros radica precisamente en esta realidad.
Europa sería atacada directamente en esta Tercera Guerra Mundial porque hay muchos blancos en su territorio. Incluso si no estallara ninguna bomba nuclear sobre Europa, el uso de armas termonucleares en otras regiones del mundo ocasionaría un Invierno Nuclear, que obscurecería la luz del día en todo el mundo, y generaría condiciones de congelación cuando menos por un año. Todas las cosechas y animales de granja perecerían en ese período. Las reservas alimenticias para la población del mundo se consumirían rápidamente. Todos los seres humanos que no consigan refugio en algún bunker autosuficiente, morirían, pero incluso para las élites que consiguieran refugio en esos bunker, llegaría con certeza la muerte aunque con una leve demora. La contaminación radioactiva del aire significaría una tortuosa muerte por radiación en semanas para todos.
Aunque el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, se rehusó a que su país participase en el caso de la guerra de agresión contra Libia, el gobierno alemán desde entonces se ha doblegado ante la presión proveniente del imperio británico, a la política de cambio de régimen en contra de Siria, Irán y Rusia. Por las razones ya antes dichas, esa postura arriesga el sacrificio de la existencia de la población alemana. Por lo tanto, exigimos que el gobierno federal no solo se retire expresamente de participar en tales guerras, sino que, en caso de guerra, debe negarle entre otras cosas el derecho de sobrevolar el espacio alemán a las fuerzas bélicas participantes, como lo hizo Willy Brandt en el caso de la guerra del Yom Kippur War en 1973.
La guerra ya no puede ser el medio para resolver los conflictos en la era de las armas termonucleares, ya que para cualquier problema siempre hay una solución diplomática.
Dada la amenaza que pone en riesgo potencialmente la existencia de la especia humana, a todo individuo se le plantea la cuestión: ¿Podemos rechazar esta demencia a tiempo, y dedicarnos, junto con Rusia y China, a los objetivos comunes de la humanidad?
¡Participa en las manifestaciones por la paz!
Helga Zepp-LaRouche,
Movimiento de Ciudadanos Solidaridad
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