Los países de América Latina luchan sin unidad contra la corrupción derivada del narcotráfico, la máxima expresión del crimen trasnacional que padece la región, afirmó en una entrevista con Efe la presidenta de la organización civil Transparencia Internacional (TI), Huguette Labelle.
La activista canadiense expresó así su preocupación por este flagelo durante el "Encuentro Latinoamericano: lucha contra la corrupción transnacional", que culmina este viernes en Bogotá tras dos días de debates.
"Creo que no hay una verdadera unión de intereses entre los países de la región para trabajar juntos y atacar el lavado de activos, abordar el asunto de las drogas y asegurarse de que la gente está bien protegida", lamentó Labelle.
Para la presidenta de este organismo, referencia global en análisis de transparencia, es urgente que todas las naciones trabajen "juntas, como un solo Estado", pues "no se trata de que cada país oculte la situación y trabaje por su cuenta".
Labelle destacó el narcotráfico como el "gran problema" de la región latinoamericana, que afecta "de una forma distinta en cada país" ya que hay Estados andinos productores de droga, como Colombia, Perú y Bolivia, que sufren consecuencias distintas a las de naciones distribuidoras, entre las que citó México.
Pero independientemente de cada realidad, la lacra es la misma: "Hay lavado de dinero, preocupantes índices de corrupción local y una gran violencia como resultado".
En ese sentido, manifestó que afortunadamente hay países que tienen un buen manejo en la lucha contra la corrupción, como es el caso de Chile y Brasil, y desde tiempos más recientes Colombia, pese a padecer en un mayor grado el flagelo del narcotráfico, pues sigue siendo el principal productor del mundo de cocaína.
"En los últimos años Colombia ha cambiado tremendamente", celebró Labelle, al recordar que desde el inicio del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, en 2010, se ha incrementado la persecución judicial contra la corrupción y se han creado nuevas leyes en esta materia.
Aún así, "el trabajo está lejos de completarse" porque falta implementar las normas y acostumbrar a la sociedad civil a ser "combatientes del fraude", apuntó.
En su Índice de Percepción de la Corrupción 2011, TI destaca que en una escala de 0 (muy corrupto) a 10 (muy transparente), Chile (7,2) ocupa el puesto 22 entre los 183 países analizados, mientras que Venezuela (1,9) está en el vagón de cola con el puesto 172.
Próximos al aprobado se posicionan Costa Rica (4,8) y Cuba (4,2), seguidos por Brasil (3,8) -por encima de China-, Colombia (3,4), El Salvador (3,4), Perú (3,4) y Panamá (3,3), mientras que Argentina y México quedaron en tres sobre diez.
Para revertir estas cifras en América Latina, Labelle apostó por involucrar en la vigilancia de prácticas corruptas a todas las instituciones gubernamentales, pero también a la academia, al sector empresarial y a los medios de comunicación.
"Cada ciudadano de cada país debe llegar a la conclusión de que no tiene que tolerar la corrupción, no tiene que vivir entre corrupción porque no es la norma", dijo al exhortar que es fundamental "huir de la cultura del soborno".
Por último, resaltó que el sector empresarial "puede ser tanto una fuerza positiva como negativa" y alertó a las compañías a estudiar muy bien a quienes serán sus socios en alianzas internacionales, sobre todo en "el sector de extracción de recursos naturales que tanta importancia está cobrando" en la región.
La activista canadiense expresó así su preocupación por este flagelo durante el "Encuentro Latinoamericano: lucha contra la corrupción transnacional", que culmina este viernes en Bogotá tras dos días de debates.
"Creo que no hay una verdadera unión de intereses entre los países de la región para trabajar juntos y atacar el lavado de activos, abordar el asunto de las drogas y asegurarse de que la gente está bien protegida", lamentó Labelle.
Para la presidenta de este organismo, referencia global en análisis de transparencia, es urgente que todas las naciones trabajen "juntas, como un solo Estado", pues "no se trata de que cada país oculte la situación y trabaje por su cuenta".
Labelle destacó el narcotráfico como el "gran problema" de la región latinoamericana, que afecta "de una forma distinta en cada país" ya que hay Estados andinos productores de droga, como Colombia, Perú y Bolivia, que sufren consecuencias distintas a las de naciones distribuidoras, entre las que citó México.
Pero independientemente de cada realidad, la lacra es la misma: "Hay lavado de dinero, preocupantes índices de corrupción local y una gran violencia como resultado".
En ese sentido, manifestó que afortunadamente hay países que tienen un buen manejo en la lucha contra la corrupción, como es el caso de Chile y Brasil, y desde tiempos más recientes Colombia, pese a padecer en un mayor grado el flagelo del narcotráfico, pues sigue siendo el principal productor del mundo de cocaína.
"En los últimos años Colombia ha cambiado tremendamente", celebró Labelle, al recordar que desde el inicio del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, en 2010, se ha incrementado la persecución judicial contra la corrupción y se han creado nuevas leyes en esta materia.
Aún así, "el trabajo está lejos de completarse" porque falta implementar las normas y acostumbrar a la sociedad civil a ser "combatientes del fraude", apuntó.
En su Índice de Percepción de la Corrupción 2011, TI destaca que en una escala de 0 (muy corrupto) a 10 (muy transparente), Chile (7,2) ocupa el puesto 22 entre los 183 países analizados, mientras que Venezuela (1,9) está en el vagón de cola con el puesto 172.
Próximos al aprobado se posicionan Costa Rica (4,8) y Cuba (4,2), seguidos por Brasil (3,8) -por encima de China-, Colombia (3,4), El Salvador (3,4), Perú (3,4) y Panamá (3,3), mientras que Argentina y México quedaron en tres sobre diez.
Para revertir estas cifras en América Latina, Labelle apostó por involucrar en la vigilancia de prácticas corruptas a todas las instituciones gubernamentales, pero también a la academia, al sector empresarial y a los medios de comunicación.
"Cada ciudadano de cada país debe llegar a la conclusión de que no tiene que tolerar la corrupción, no tiene que vivir entre corrupción porque no es la norma", dijo al exhortar que es fundamental "huir de la cultura del soborno".
Por último, resaltó que el sector empresarial "puede ser tanto una fuerza positiva como negativa" y alertó a las compañías a estudiar muy bien a quienes serán sus socios en alianzas internacionales, sobre todo en "el sector de extracción de recursos naturales que tanta importancia está cobrando" en la región.
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