8/4/12

MANUEL CORAO: Y a nadie le importa

 
 
 

Activistas protestan contra la violencia en Caracas, el pasado 21 de marzo. El año pasado la tasa de crímenes en Venezuela alcanzó su nivel más alto en la historia reciente.
Activistas protestan contra la violencia en Caracas, el pasado 21 de marzo. El año pasado la tasa de crímenes en Venezuela alcanzó su nivel más alto en la historia reciente. 
 JUAN BARRETO / AFP/GETTY IMAGES

MANUEL CORAO

El informe de la Organización de las Naciones Unidas recientemente publicado sobre homicidios en América Latina ubica a Venezuela como el tercer país con la tasa más alta de asesinatos en la región. Se refiere el legajo a las razones que han causado tales hechos mediante el uso de la violencia en medio de actuaciones delictivas. En los aspectos a ser considerados está el comportamiento del ciudadano común como al igual los programas ejecutados u omitidos por las autoridades y sus consecuencias de cara a los resultados obtenidos
Luis Cedeño, sociólogo, director de la organización no gubernamental Paz Activa, fue consultado por los medios de comunicación y expresa que en el modelo de la ONU existen seis factores que fomentan el incremento de los índices penales como son crisis institucional, contexto socio-urbano, capital social, delincuencia organizada, conflicto penitenciario y problemas económicos. En Venezuela, a criterio de Cedeño, no priva uno en especial sino que están todos y además existe otra batería de elementos que agravan el panorama.
La suma de tales circunstancias ha traído como consecuencia que el estado sudamericano, el cual no está en guerra con otra nación, mantenga un conflicto bélico interno donde la población civil es la víctima del hampa común y la persecución oficial por disentir del régimen presidido por Hugo Chávez, amparados ambos procederes en la impunidad de más del 90% de los hechos criminales conocidos.
El documento de la ONU exterioriza la tercera posición por pérdida de vidas al observar que Venezuela en la evaluación arroja la nada envidiable cifra de 48 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Solo superan a la tierra de Bolívar, Honduras y El Salvador países deprimidos socialmente con ausencia de recursos económicos suficientes para cumplir con la creciente deuda social.
Los gobernantes venezolanos no enfrentan ausencia de recursos económicos ya que gozan del ingreso de millonarias sumas de dólares por la renta petrolera pero sin duda alguna sufren los habitantes el desgobierno y la creciente concentración de funciones en manos del ejecutivo nacional, responsabilidades asignadas por la ley a otros poderes públicos independientes. Quienes hoy dirigen dichas instituciones en la práctica han renunciado a tal autonomía haciendo lo expresado en la carta magna, letra muerta. Cada vez más el ciudadano común se encuentra contra su voluntad inmerso en el autoritarismo, la ausencia de jueces naturales, ineficiente poder legislativo y cuestionados rectores electorales.
Se ha enquistado en suelo patrio una clase gobernante que hoy codicia mantenerse en las posiciones de mando con el consentimiento o no del pueblo, sustentado en las armas de la república, grupos paramilitares y los cuantiosos recursos económicos que manejan. Prueba de lo expresado es la imposición de desproporcionadas penalidades fiscales al medio de comunicación Globovisión por ejercer apegado a la libertad de expresión la difusión de hechos acontecidos en un centro penitenciario cercano a Caracas.
Venezuela, a decir del profesional Cedeño, tiene 10 años de atraso en la implementación de políticas y planes para contener los actos criminales. Mientras otras naciones como Colombia y México, que sufren de serios enfrentamientos armados internamente, han disminuido su índice de pérdidas de vida.
Para Roberto Briceño, profesional de la sociología y director del Observatorio venezolano de la violencia, hay tres elementos que deberían estar plasmados en el país, pero lamentablemente no es así. Tales mecanismos son el rechazo al elogio de la violencia y al incumplimiento de las leyes; segundo, la protección real que deben proveer los cuerpos de seguridad a los ciudadanos; y tercero, la existencia de un castigo eficaz y ejemplarizante a los delincuentes.
Los venezolanos, firmes creyentes en la democracia, tienen que convivir entre la persecución oficial por no ser sumisos y la acción del hampa. Estos dos componentes frustran al regido y mancillan el colectivo. La mayoría avizora que el gobernador de turno no cambiará. Para revertir tal conflicto ponen sus esperanzas en el sufragio presidencial del venidero mes de octubre. Los connacionales carecen de cuchillos, pistolas, granadas y sobre todo decisión para segar vidas humanas aun en su defensa. Sus armas son la Constitución nacional y fundamentada en esta han decidido por tradición en las urnas electorales sus aspiraciones políticas y el destino de la ciudadanía.
Más de 100 muertos solo los fines de semana en manos del hampa, 8,813 delitos cometidos por funcionarios de los órganos de seguridad del estado en el 2011, 264 cadáveres acumulados en la morgue capitalina en los últimos 20 días, 829,766 denuncias asentadas en el 2011 sobre delitos; nuestro gentilicio en el tope de los corruptos a nivel mundial; y en los poderes públicos de Venezuela a nadie le importa.
Director de Venenoticias


Y
 

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