Activistas protestan contra la violencia en Caracas, el pasado 21
de marzo. El año pasado la tasa de crímenes en Venezuela alcanzó su
nivel más alto en la historia reciente.
JUAN BARRETO / AFP/GETTY IMAGES
MANUEL CORAO
El informe de la Organización de las
Naciones Unidas recientemente publicado sobre homicidios en América
Latina ubica a Venezuela como el tercer país con la tasa más alta de
asesinatos en la región. Se refiere el legajo a las razones que han
causado tales hechos mediante el uso de la violencia en medio de
actuaciones delictivas. En los aspectos a ser considerados está el
comportamiento del ciudadano común como al igual los programas
ejecutados u omitidos por las autoridades y sus consecuencias de cara a
los resultados obtenidos
Luis Cedeño, sociólogo, director de la
organización no gubernamental Paz Activa, fue consultado por los medios
de comunicación y expresa que en el modelo de la ONU existen seis
factores que fomentan el incremento de los índices penales como son
crisis institucional, contexto socio-urbano, capital social,
delincuencia organizada, conflicto penitenciario y problemas económicos.
En Venezuela, a criterio de Cedeño, no priva uno en especial sino que
están todos y además existe otra batería de elementos que agravan el
panorama.
La suma de tales circunstancias ha traído
como consecuencia que el estado sudamericano, el cual no está en guerra
con otra nación, mantenga un conflicto bélico interno donde la población
civil es la víctima del hampa común y la persecución oficial por
disentir del régimen presidido por Hugo Chávez, amparados ambos
procederes en la impunidad de más del 90% de los hechos criminales
conocidos.
El documento de la ONU exterioriza la
tercera posición por pérdida de vidas al observar que Venezuela en la
evaluación arroja la nada envidiable cifra de 48 asesinatos por cada 100
mil habitantes. Solo superan a la tierra de Bolívar, Honduras y El
Salvador países deprimidos socialmente con ausencia de recursos
económicos suficientes para cumplir con la creciente deuda social.
Los gobernantes venezolanos no enfrentan
ausencia de recursos económicos ya que gozan del ingreso de millonarias
sumas de dólares por la renta petrolera pero sin duda alguna sufren los
habitantes el desgobierno y la creciente concentración de funciones en
manos del ejecutivo nacional, responsabilidades asignadas por la ley a
otros poderes públicos independientes. Quienes hoy dirigen dichas
instituciones en la práctica han renunciado a tal autonomía haciendo lo
expresado en la carta magna, letra muerta. Cada vez más el ciudadano
común se encuentra contra su voluntad inmerso en el autoritarismo, la
ausencia de jueces naturales, ineficiente poder legislativo y
cuestionados rectores electorales.
Se ha enquistado en suelo patrio una clase
gobernante que hoy codicia mantenerse en las posiciones de mando con el
consentimiento o no del pueblo, sustentado en las armas de la república,
grupos paramilitares y los cuantiosos recursos económicos que manejan.
Prueba de lo expresado es la imposición de desproporcionadas penalidades
fiscales al medio de comunicación Globovisión por ejercer apegado a la
libertad de expresión la difusión de hechos acontecidos en un centro
penitenciario cercano a Caracas.
Venezuela, a decir del profesional Cedeño,
tiene 10 años de atraso en la implementación de políticas y planes para
contener los actos criminales. Mientras otras naciones como Colombia y
México, que sufren de serios enfrentamientos armados internamente, han
disminuido su índice de pérdidas de vida.
Para Roberto Briceño, profesional de la
sociología y director del Observatorio venezolano de la violencia, hay
tres elementos que deberían estar plasmados en el país, pero
lamentablemente no es así. Tales mecanismos son el rechazo al elogio de
la violencia y al incumplimiento de las leyes; segundo, la protección
real que deben proveer los cuerpos de seguridad a los ciudadanos; y
tercero, la existencia de un castigo eficaz y ejemplarizante a los
delincuentes.
Los venezolanos, firmes creyentes en la
democracia, tienen que convivir entre la persecución oficial por no ser
sumisos y la acción del hampa. Estos dos componentes frustran al regido y
mancillan el colectivo. La mayoría avizora que el gobernador de turno
no cambiará. Para revertir tal conflicto ponen sus esperanzas en el
sufragio presidencial del venidero mes de octubre. Los connacionales
carecen de cuchillos, pistolas, granadas y sobre todo decisión para
segar vidas humanas aun en su defensa. Sus armas son la Constitución
nacional y fundamentada en esta han decidido por tradición en las urnas
electorales sus aspiraciones políticas y el destino de la ciudadanía.
Más de 100 muertos solo los fines de semana
en manos del hampa, 8,813 delitos cometidos por funcionarios de los
órganos de seguridad del estado en el 2011, 264 cadáveres acumulados en
la morgue capitalina en los últimos 20 días, 829,766 denuncias asentadas
en el 2011 sobre delitos; nuestro gentilicio en el tope de los
corruptos a nivel mundial; y en los poderes públicos de Venezuela a
nadie le importa.
Director de Venenoticias
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