En estos tiempos cobra fuerza la frase construida por ellos mismos: "Sin Chávez nada"
En todo caso su ausencia se producirá a mediano plazo sea en cualquiera de los dos escenarios descritos.
El radicalismo se está produciendo en dos aspectos. Uno de ellos es la amenaza a seguidores y adversarios en todos los terrenos. Es la amenaza a los electores. Es la consideración de enemigo, apátrida, conspirador y des estabilizador a todo aquel que piense distinto a Hugo Chávez. La amenaza más severa es contra quienes apoyen a Capriles, no solo desde el punto de vista de la simpatía o ideas del candidato, sino financieramente. Allí entra las amenazas a los bancos y empresas privadas que den financiamiento a los candidatos opositores.
En ese renglón de conspiradores han entrado medios de comunicación, periodistas, caricaturistas y todo aquel que exprese ideas contrarias al Gobierno y a Hugo Chávez en aspectos sensibles como el agua contaminada o y la crisis en los servicios básicos.
Las amenazas están acompañadas con las leyes y medidas que se han implantado o que están en camino, controles económicos, endeudamiento ilimitado para el Gobierno, asfixia a medios de comunicación, bancos y empresas consideradas enemigas.
En los medios oficialistas se hace más intensa la campaña contra la banca y desde varios espacios se clama por la estatización, mientras Cabello les hace una amenaza directa.
Una medida de esa naturaleza llevaría a Venezuela a una definitiva quiebra económica a pesar de todo el petróleo que se pueda vender sobre 100 dólares por barril.
Ya con lo que se produce no alcanzan las divisas para cubrir la enorme burocracia y las dádivas de la revolución. Estamos gastando mas de los que producimos y por eso es que el endeudamiento está alcanzando niveles alarmantes, mientras la fuga de divisas es tres veces superior a la que ocurría en la cuarta república, aún sin control de cambio.
Aunque comprenda que su tiempo está esta llegando al final, el delirio por el poder y la trascendencia, lo obligan actuar rápido, a pesar en que las consecuencias puedan no solo hundir al país sino dejar sin futuro a sus propios seguidores. Por ello cobra fuerza la frase construida por ellos mismos: Sin Chávez nada.
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