8/4/12

Barbarie Autoritaria



Después de la derrota de las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokio en la II Guerra Mundial, la barbarie del nazi-fascismo sufrió un largo eclipse en la escena política global. Sin embargo, ese despreciable proyecto ha reaparecido en nuestra América Latina bajo diversas modalidades. Algunos en forma abierta, como lo fueron las dictaduras militares del cono sur, y otras de manera encubierta como lo son los regímenes plebiscitarios neo-populistas que han surgido en años recientes. En Bolivia, Evo Morales y su reaccionario indigenismo, en Ecuador, Rafael Correa y su falaz humanismo de izquierda, en Nicaragua, Daniel Ortega y su traicionada revolución sandinista y en Venezuela, el tte coronel y su maltrecha y corrupta logia militar.
Estas modalidades del proyecto hegemónico han sido referidas como cesarismo (por Julio César dictador perpetuo de la república romana) y se caracterizan por un sistema de gobierno centrado en la autoridad suprema de un jefe o caudillo, al que le atribuyen rasgos heroicos y fundacionales. El surgimiento de estos proyectos plebiscitarios ha obedecido, entre otros factores, a la incapacidad de las democracias burguesas de darle solución a los problemas sociales que confrontan amplios sectores de la población sumidos en la pobreza y la exclusión social en forma crónica. Estos caudillos emergentes, se presentan falsamente como la única alternativa viable para salvar al país o conjurar hipotéticos peligros internos y externos. Un elemento común en todos ellos ha sido el empleo de un detestable terrorismo de Estado a fin de establecer una sociedad atemorizada, homogénea-militarizada, tutelada por un Estado omnipotente, y a cuyos ciudadanos se les obliga a profesar una lealtad incondicional al líder del proceso.
Una peculiaridad determinante de estos gobiernos ha sido precisamente su orfandad ideológica. Más allá de una estadolatría asfixiante y de algunas reivindicaciones populares estos proyectos carecen de un programa doctrinario estructurado. Están supeditados a la voluntad de los caudillos quienes mediante un manejo maniqueo y emocional de la pobreza y la miseria logran establecer vínculos afectivos con los sectores populares más desasistidos y atrasados políticamente, convirtiéndose en sus únicos interlocutores, sin mediaciones institucionales, ni partidistas. Permitiendo el surgimiento de un pernicioso culto a la personalidad, que lamentablemente justifica todos los atropellos e injusticias cometidas en nombre del pueblo.
Sin embargo, a pasar de constituir la gran estafa política del siglo XXI, estos regímenes han recibido el espaldarazo solidario de la izquierda latinoamericana y europea. Izquierda que ha renunciado a su honestidad ideológica rindiéndose ante estos caudillos autoritarios que hábilmente se disfrazan de socialistas para justificar sus fechorías, crímenes y desmanes

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