El
tte coronel ha insistido en forma vehemente que en Venezuela no hay un
proyecto alternativo a la propuesta socialista bolivariana. Ante ello,
los venezolanos nos preguntamos ¿de cual proyecto se nos habla? Lo único
conocido hasta el momento en torno al mal llamado socialismo
bolivariano es una especie de pastiche ideológico de carácter fascista
que impulsa un despotismo reaccionario, una coacción sobre los
ciudadanos, un control estatal ilimitado, y una obediencia absoluta al
tte coronel.
Esta falsificación
ideológica se caracteriza por una profunda precariedad
teórico-ideológica, aunado a una secuestrada retórica socialista que no
tiene nada que ver con el pensamiento crítico de Marx. Se trata de un
socialismo impostor fundamentado en un populismo facho, asociado a un
despotismo militar, mezclado con ingredientes monárquicos que al margen
de una confusa retórica profundiza un capitalismo explotador en su
variable de Estado.
Es un populismo
carismático con rasgos emocionales (paternalista) que se ha constituido
en la tabla de salvación del bloque histórico en el poder (asociación
estratégica de clases y fracciones que se configura en situaciones
contingentes y cambiables del campo político). Este estilo de gobierno,
(financiado por la renta petrolera) ha logrado cautivar a una parte muy
importante de los venezolanos no por lo atractivo del proyecto mismo,
sino por una combinación de: i) decepción histórica para con los
representantes del proyecto hegemónico que ejercieron funciones de
gobierno en Venezuela antes de 1998 y ii) por los dádivas que se
distribuyen en los sectores más humildes del país a través de las
misiones, que aunque no resuelven el problema estructural de la pobreza,
contribuyen a palear la precariedad en la cual viven estos sectores
marginados. En efecto miles de millones de dólares se han puesto en
circulación por parte del régimen en un intento por generar entre los
más necesitados una artificial sensación de bienestar de cara a las
elecciones de octubre (2012). Según cifras de la Oficina Nacional del
Tesoro, el gasto público aumentó un 56 por ciento en el 2011, lo que
representa una inyección a la economía de unos $28.140 millones, al tipo
de cambio oficial. El tte coronel manipula magistralmente las
necesidades de los más humildes mediante una execrable formula de
intercambio de votos por ayuda económica, la cual al parecer le esta
generando buenos resultados según reflejan sus márgenes de popularidad,
ello a pesar del colosal fracaso de su gobierno.
Además, el socialismo
bolivariano promueve una veneración supersticiosa al líder del proceso
(culto a la personalidad) al igual para con el Estado (Estadolatría)
como expresión de dominación eterna. Adoración muy propia de los
Estatismos burocráticos y despóticos del siglo pasado como el propuesto
por Carl Schmidt en la Alemania nazi, o por Benito Mussolini en la
Italia fascista (“todo en el estado, todo para el estado, nada fuera del
estado, nada contra el estado" Benito Mussolini). Recordemos que Marx
siempre se opuso a la Estadolatría como forma de gobierno, así como al
personalismo-caudillista (No olvidemos la certera crítica de Marx al
“Bonapartismo”). Resulta por lo tanto contradictorio hablar de un
supuesto socialismo que promueve un culto a la personalidad del líder
del proceso, así como un Estatismo asfixiante.
Lamentablemente, en torno
a este absurdo proyecto mesiánico se ha fabricado un peligroso mito
socialista sustentado en engañosas letanías propagandísticas y
distorsionados planteamientos teóricos. Falsedades como el considerar
una simple estatización de un medio de producción como una medida
socialista, o hablar de soberanía energética cuando se privatiza a PDVSA
y se entregan nuestro petróleo y gas a las empresas transnacionales
(empresas mixtas). Mentiras como el decir que el tan cacareado poder
popular (NO electo por el sufragio de los residentes de la localidad,
sino por la iniciativa de un grupo de militantes del PSUV) representa el
empoderamiento del pueblo, cuando en realidad constituye un mecanismo
de desmovilización social, y de generalización del miedo, ambos,
engranajes de un control social militarizado. Embustes como señalar que
la nueva Ley Orgánica del Trabajo responde a las necesidades de la clase
obrera, cuando la misma no ha sido discutida por los trabajadores.
En fin, el socialismo bolivariano no es más que un socialismo impostor basado en un primitivismo ideológico propio de los proyectos fachos.
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