El terrorista trabaja desde el 1 de febrero
en la Corporación Venezolana de Alimentos . Cubillas tiene garantizado su cargo
hasta el año 2024.
El etarra Arturo Cubillas,
acusado de tres asesinatos en España en la década de los ochenta y reclamado
por la Audiencia Nacional por ser el vínculo entre ETA y las FARC, continúa con
su ascenso imparable en la Administración venezolana de la mano del vicepresidente
Elías Jaua, uno de los candidatos mejor colocados para suceder a Hugo Chávez.
Cubillas ha sido ahora acomodado
en un nuevo puesto que lleva aparejado un mejor sueldo. Su nuevo destino es la
Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL), una empresa pública creada en el
año 2010 y que gestiona la mayoría de las compañías y bienes expropiados por el
régimen socialista.
Esta mercantil agrupa a una
treintena de sociedades nacionalizadas, entre ellas la española Agroisleña, que
ahora se denomina Agropatria. La empresa Agroisleña se fundó en 1955 y
pertenecía al empresario canario Enrique Fraga.
Según los documentos oficiales a
los que ha tenido acceso LA GACETA, Cubillas empezó a trabajar en la
Corporación Venezolana de Alimentos el pasado 1 de febrero, con una retribución
muy superior incluso a la de su padrino Jaua. Sólo dos días antes de que el
etarra ocupase su nuevo puesto, el vicepresidente asumió todas las
responsabilidades del Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y
Tierras, del que depende, entre otros organismos y empresas, la CVAL.
Cubillas, cuyo cargo actual
oculta la Gaceta Oficial de Venezuela –el equivalente al BOE en ese país— ha
recibido en 2012, según consta en su seguro social, 22.301 bolívares fuertes,
frente a los 20.876 que ha ganado el vicepresidente de la República
Bolivariana.
Como responsable de seguridad del
Instituto Nacional de Tierras (INTI), Cubillas se encargó personalmente de
llevar a cabo expropiaciones que afectaron a terratenientes y empresas
españolas. Así lo confirma diversa documentación en la que aparece la firma de
Cubillas como mediador en conflictos agrícolas y en ocupaciones.
En julio de 2009, el cabecilla de
los etarras presentes en Venezuela, según varios testigos, participó en nombre
del Gobierno de Chávez y como máximo responsable de seguridad del INTI a nivel
nacional en la reunión que puso fin a los tres días de manifestaciones de miles
de trabajadores de las empresas Torondoy, Central Venezuela y Ganadera Santa
María, opuestos a las más de 100 ocupaciones ilegales en fincas agrícolas.
El etarra empezó a trabajar
oficialmente para el INTI en julio de 2008, fecha de su primera cotización,
aunque a mediados de 2005 aparece en la Gaceta Oficial de Venezuela su
nombramiento como director de la Oficina de Administración y Servicios del
Ministerio de Tierras.
Hasta la fecha, lleva cotizados
186.732 bolívares fuertes, que corresponden a 191 semanas de trabajo. Su
jubilación, gracias a su contrato indefinido, será en diciembre de 2024.
La carrera profesional de José
Arturo Cubillas ha sufrido una trasformación meteórica estas dos últimas
décadas gracias a Chávez. Desde que se asentó en Venezuela en el año 1989, ha
desempeñado tareas tales como regentar su propio restaurante, el denominado
Okers, cuyo nombre tomó del comando al que perteneció, pasando por la
pescadería Deusto Mar hasta trabajar como contable en una constructora.
Aunque el punto de inflexión se
produjo de la mano de su mujer, Goizeder Odriozola, tras el asentamiento del
régimen populista de Chávez. Su esposa mantiene una intensa relación
profesional y de amistad con el actual vicepresidente del Ejecutivo bolivariano
Elías Jaua. A partir de 2005, Cubillas asumió los poderes como coordinador y
responsable de seguridad del INTI, órgano responsable de las decenas de miles
de expropiaciones sufridas por los españoles afincados en el país caribeño. En
la actualidad Odriozola es la jefa de Comunicación de Jaua.
La nueva empresa de Cubillas
engloba más de la mitad del sector agroalimentario venezolano, con el estigma
de acaparar mercado gracias a las múltiples requisaciones ejecutadas por el
INTI.
Amparo chavista
Como ha informado LA GACETA,
otros terroristas también trabajan en la Administración bolivariana. Este es el
caso de María Asunción Arana que ha sido vicedirectora del INTI y que sigue muy
vinculada a Cubillas. Arana pertenece al colectivo de deportados de ETA y de
Askapena, aparato de relaciones internacionales de la banda asesina.
Otros cuatro etarras prestan
servicio al INTI. Son Eugenio Barrutiabengoa, que está acusado de diez
asesinatos en España. También ejerce responsabilidades en el INTI Luis María
Olalde, con un pasado cubierto de sangre, tras haber matado a cuatro personas
antes de exiliarse a Venezuela. Martín San Sebastián también trabaja para el
Instituto y es responsable de al menos dos asesinatos.
Otro de los etarras residentes en
Venezuela es Jesús Ricardo Urteaga, acusado de cuatro crímenes. En este
departamento también estuvo José Lorenzo Ayestarán, que cometió tres asesinatos
y pudo ser detenido en 2010 tras viajar a Francia para reincorporarse a ETA.
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