1 No
puede menos que reconocerse la pertinencia de la campaña, llamémosla
electoral, que como caballo desbocado diseñaron los asesores del PSUV.
Reúne los ingredientes de un buen plato. Lo primero, convertir en
fortalezas las inocultables debilidades del gobierno. Lo segundo,
desmoralizar o dividir al adversario con el objeto de que sienta la
inutilidad de seguir compitiendo. Conforme al filósofo clásico de la
guerra, mayor general Carl Clausewitz, el objeto de ella no consiste en
aniquilar al enemigo sino en desarmarlo, ponerlo en condiciones tales
que no quiera seguir luchando.
En la Academia Militar, el líder
del sedicente proceso bolivariano habrá compartido la común admiración
de los hombres y mujeres de uniforme por este gran teórico teutón,
comparable a Sun Zhu. Es de suponer que habrá tomado consciencia del
imperceptible paso atrás que acaba de dar, a lo menos en su hirviente
retórica: si en tiempos mejores, de plétora de emociones, amenazaba
gozoso con convertir en polvillo lunar a quienes se le pusieran a tiro,
ahora sólo quiere "desarmarlos". Ya es algo.
No es improbable que este
retroceso refleje pérdida de fortaleza, cosa que tampoco debe darse por
segura. Pero es cierto que el gobierno parece tener todo en contra. Son
muchos sus problemas. Para mencionar sólo los más recientes, pensemos en
el escándalo de la narco-corrupción reanimado por las tremendas
confesiones de dos magistrados del TSJ, al alimón con el señor Makled,
un barón de la droga cuya conexión civil-militar con el régimen alcanzó
las más altas cotas. Tengamos presente también el horror carcelario que
erupcionó en el cráter de La Planta. Las secuelas serán mucho peores
debido al traslado de su población a los demás ya sobresaturados
penales. La aritmética es sencilla hasta para un asno: apiñar más
reclusos en menos establecimientos sólo puede terminar en una guerra sin
reglas.
2 Hacer
de la debilidad fortaleza es una aspiración muy extendida, pero a veces
resulta tan exigente que no puede llevarse adelante sin un descomunal
uso y abuso de poder y medios. Lo que algunos no terminan de entender es
que en el área de propaganda y comunicación los métodos se han
perfeccionado tanto que alcanzan exquisita sutileza o bárbara eficacia.
La forma abusiva como los aplica el gobierno deja ver una estrategia
fácil de descubrir porque la diseñaron a última hora para un tiempo
relativamente corto. Lo que pierda en inteligente combustión lenta,
puede recuperarlo con prácticas de apabullamiento. Pero por eso mismo
son difíciles de ocultar y por ende pueden ser desvestidas y
contrarrestadas. No obstante el vasto campo de la disidencia fue
inicialmente tomado por sorpresa y desconcertado, pero ya tiene control
de la situación sin salirse del cauce de su política ni perder la
serenidad Convencer a Capriles Radonski y la UD de que, pese al
estupendo éxito de sus recorridos no les queda sino rendirse, es una
osadía sin límites, habida cuenta de que es el gobierno el que se
encuentra en posición falsa, en tanto que la alternativa democrática
resolvió en la raíz las decisiones que aquel no sabe cómo solucionará
sin romper la unidad partidista.
Confiado en su descomunal
predominio de medios, poder y dinero, el Gobierno practica un
jactancioso y forzado triunfalismo. Bota la casa por la ventana
publicando encuestas destinadas "a probar la abrumadora mayoría" con la
que el Presidente físicamente menoscabado tiene la infantil ilusión de
derrotar al joven y lúcido atleta que lo enfrenta. No lo critico por
hacer eso, salvo su uso inmoral de los recursos públicos. No critico
tampoco la declaración de José Vicente Rangel a tenor de la cual se
sintió preocupado porque la derrota de la oposición sería apabullante y
eso no le convendría al país. Golpe demasiado "telegrafiado" como se
dice en el argot del boxeo para ser eficaz. Pero no es ilícito.
Defiende su bandería sin ruborizarse por la falacia en la que incurre, y
de paso elude temas muy delicados que exigen respuesta seria y urgente
investigación. A ambas el gobierno les huye como al fuego. Gracias pues,
amigo, pero tu preocupación no es necesaria porque no va a pasar tal
cosa sino todo lo contrario.
3 He
leído trabajos de connotados colaboradores del gobierno, mas intentos
de darle cuerpo al atrabiliario socialismo del presidente, sólo he
encontrado tres: el de Dieterich, hoy alejado del chavismo, el de Haiman
El Troudi, separado oportunamente del Ministerio de Planificación y los
de William Izarra, quien no ocupa el lugar en la jerarquía del poder
que por historia y conocimientos merece más que los aspirantes al solio
presidencial. De Dieterich y El Troudi me ocupo en Socialismo del siglo
XXI, que escribí a dos manos con Freddy Muñoz. A William Izarra me
referí en mi libro La Pesada Planta del Paquidermo. A todos con respeto,
reconociendo su esfuerzo, sin perjuicio de criticarlos sin concesiones
Izarra reconoce avances de la UD, desatendiendo el desgarrado mandato de
referirse a ella sólo para denigrarla y minimizarla. No se aparta,
claro, de la línea de dar por descontada la victoria del reincidente
líder, pero reconoce en Capriles habilidad para llegarle al pueblo.
Si el voto adversario dice
alcanza unos 6 millones, la revolución estará amenazada. Precisamente es
esa la cifra identificada con rigor técnico como lecho de rocas de la
UD. Para Izarra la oposición aprovecha la negligencia social del PSUV.
Leopoldo subraya tomó en Anzoátegui barrios chavistas huérfanos de
atención revolucionaria.
Demasiado homenaje a la realidad
el de William. Se puede entender por qué se ha visto impelido a sumirse
de nuevo en el silencio.
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