Los altos dirigentes del
PSUV están asustados. No tengo la menor duda. Es la única explicación
que le encuentro a tantos y tan continuos errores. El miedo les impide
tener una visión clara de los hechos y de sus consecuencias. Habían
creído que su poder iba a ser eterno, pero empiezan a percibir algunas
señales que les indican que esa ilusión ha empezado a desvanecerse. El
problema más grave ha sido la enfermedad de Hugo Chávez. El proyecto
bolivariano se estructuró con el convencimiento de que su liderazgo iba a
permanecer en el tiempo. El ejemplo de Fidel influía en esta certeza.
De repente, surgió el cáncer. La respuesta política a este delicado
asunto fue
modificándose con el pasar de los días. La primera acción, fue negar la
enfermedad. Su gravedad y los rumores lo obligaron a aceptar esa dolorosa realidad.
El
segundo paso fue convencer a los venezolanos que Hugo Chávez había
dominado el cáncer. Crearon un ambiente para que su curación pareciera
un milagro. Todo se veía bien encaminado, pero la recurrencia de la
enfermedad y la necesidad de someterse a una nueva intervención
quirúrgica comprometieron de manera definitiva el esfuerzo. Ahora
quieren repetir la historia: ya no es un juego de beisbol, es apenas el
lanzamiento de algunas bolas criollas. Una pantomima que tendrá delicadas consecuencia. El miedo ha empezado a propagarse, ya no sólo existe en la
dirigencia del PSUV sino también en su militancia. La mejor
demostración de esta realidad fueron las delicadas declaraciones de
Wilmar Castro Soteldo, gobernador de Portuguesa, en un acto del PSUV. Tratemos de analizar los tan comentados escenarios.
Los
tres supuestos escenarios establecidos durante la reunión del Comando
“Carabobo” fueron:”ir a las elecciones sin Hugo Chávez, con él
debilitado, o que no hayan elecciones”. En ellos sólo se considera un
factor determinante: la gravedad del cáncer de Hugo Chávez. Lógicamente,
si no puede intervenir en la campaña electoral tampoco está en capacidad de cumplir cabalmente, ahora o después, sus deberes como presidente de la República. Me imagino que éste es un tema de conversación más que natural entre los miembros del PSUV,
como lo es entre todos los venezolanos. De allí que no entienda el impacto que tuvo esta noticia en la opinión pública. Lo que sí creo deberíamos preguntarnos cuáles fueron las razones que tuvo el gobernador Castro para cometer una imprudencia de esa magnitud al plantear públicamente el asunto.
Este enfoque cambia totalmente la percepción de lo ocurrido. Estoy convencido que la presencia de periodistas en la sala de reuniones fue perfectamente percibido por los organizadores del acto. Al descartar esta posibilidad, queda claro que se deseaba que el problema de la salud de Hugo Chávez saliera a la calle para que se transformara en un tema fundamental de
discusión entre los militantes del PSUV, ante la certeza que se tiene
en amplios sectores de ese partido que la candidatura de Hugo Chávez ya
no es plena garantía de triunfo electoral y
mucho menos de permanencia en el poder. No creo que el gobernador
Castro se haya atrevido a hacer un planteamiento tan delicado sin un
suficiente apoyo interno de alguno de los grupos de poder en que se
debate el chavismo y mucho menos que lo haya hecho sin valorar sus
consecuencias
La
primera hipótesis que surge es que se haya realizado con autorización
del propio Hugo Chávez. No me parece posible, ya que él se encuentra
aferrado a la idea de ser candidato presidencial para continuar en el
poder. Además, no creo que él hubiera aceptado que se planteara la
posibilidad de su posible muerte. Es verdad, que en dicha reunión se
habló del Comando antigolpe y se planteó organizar acciones
desestabilizadoras en algunas gobernaciones de oposición para terminar
analizando un posible escenario de suspensión de las elecciones. No creo
que el gobernador Castro deje de entender que un hecho de esa gravedad
crearía un enfrentamiento nacional de tal magnitud que pondría en riesgo
la paz de Venezuela. Además,
el PSUV limitaría totalmente su posibilidad de transformarse en un
partido democrático con un seguro destino político.
La
segunda hipótesis, que a mi criterio es la acertada, es que dicha
filtración se permitió para presionar a Hugo Chávez con el fin de
obligarlo a retirar su candidatura, para que con tiempo suficiente se
seleccione, preferiblemente por un método democrático, un candidato del PSUV que salga a la arena política a tratar
de ganar unas elecciones que empiezan a verse cuesta arriba. Es verdad,
que todavía algunas encuestas colocan a Hugo Chávez como posible
ganador de las elecciones, pero el fortalecimiento de la candidatura de
Henrique Capriles ha empezado a provocar un profundo temor en muchos
miembros del PSUV que perciben un rápido
desmoronamiento de la popularidad del régimen. Además, están
convencidos que las medidas populistas de última hora no serán
suficientes para enfrentar la dinámica campaña electoral de la
oposición.
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