2/5/12

Los miedos del chavismo

 Los altos dirigentes  del PSUV están asustados. No tengo la menor duda. Es la única explicación que le encuentro a tantos y tan continuos errores. El miedo les impide tener una visión clara de los hechos y de sus consecuencias. Habían creído que su poder iba a ser eterno, pero empiezan a percibir algunas señales que les indican que esa ilusión ha empezado a desvanecerse. El problema más grave ha sido la enfermedad de Hugo Chávez. El proyecto bolivariano se estructuró con el convencimiento de que su liderazgo iba a permanecer en el tiempo. El ejemplo de Fidel influía en esta certeza. De repente, surgió el cáncer. La respuesta política a este delicado asunto fue modificándose con el pasar de los días. La primera acción, fue negar la enfermedad. Su gravedad  y los rumores lo obligaron a aceptar esa dolorosa realidad.
El segundo paso fue convencer a los venezolanos que Hugo Chávez había dominado el cáncer. Crearon un ambiente para que su curación  pareciera un milagro. Todo se veía bien encaminado, pero la recurrencia de la enfermedad y la necesidad de someterse a una nueva intervención quirúrgica comprometieron de manera definitiva el esfuerzo. Ahora quieren repetir la historia: ya no es un juego de beisbol, es apenas el lanzamiento de algunas bolas criollas. Una pantomima       que tendrá delicadas consecuencia.  El miedo ha empezado a propagarse, ya no sólo existe en  la dirigencia del PSUV sino también en su militancia. La mejor demostración de esta realidad fueron las delicadas declaraciones de Wilmar Castro Soteldo, gobernador de Portuguesa, en un acto del PSUV.  Tratemos de analizar los tan comentados escenarios.
Los tres supuestos escenarios establecidos durante la reunión del Comando “Carabobo” fueron:”ir a las elecciones sin Hugo Chávez, con él debilitado, o que no hayan elecciones”. En ellos sólo se considera un factor determinante: la gravedad del cáncer de Hugo Chávez. Lógicamente, si no puede intervenir en la campaña electoral  tampoco está en capacidad   de  cumplir cabalmente, ahora o después,  sus deberes como presidente de la República. Me imagino que éste  es un tema de conversación más que natural entre los miembros del PSUV, como lo es entre todos los venezolanos. De allí que no entienda el impacto que tuvo esta noticia en la opinión pública.  Lo que sí creo deberíamos preguntarnos cuáles fueron  las razones que tuvo el gobernador Castro para cometer una imprudencia de esa magnitud al plantear públicamente el asunto.
Este enfoque cambia totalmente la percepción de lo ocurrido. Estoy convencido que  la presencia de periodistas en la sala de reuniones fue perfectamente percibido por  los organizadores del acto. Al descartar esta posibilidad, queda claro que se deseaba que  el problema de la salud de Hugo Chávez saliera a la calle para que se transformara en un tema fundamental  de discusión entre los militantes del PSUV, ante la certeza que se tiene en amplios sectores de ese partido que la candidatura de Hugo Chávez  ya no es plena garantía de triunfo electoral y mucho menos de permanencia en el poder. No creo que el gobernador Castro se haya atrevido a hacer un planteamiento tan delicado sin un suficiente apoyo interno de alguno de los grupos de poder en que se debate el chavismo y mucho menos que lo haya hecho sin valorar sus consecuencias
La primera hipótesis que surge es que se haya realizado con autorización del propio Hugo Chávez. No me parece posible, ya que él se encuentra aferrado a la idea de ser candidato presidencial para continuar en el poder. Además, no creo que él hubiera aceptado que se planteara  la posibilidad de su posible muerte. Es verdad, que en dicha reunión se habló del Comando antigolpe y se planteó organizar acciones desestabilizadoras en algunas gobernaciones de oposición para terminar analizando un posible escenario de suspensión de las elecciones. No creo que el gobernador Castro deje de entender que un hecho de esa gravedad crearía un enfrentamiento nacional de tal magnitud que pondría en riesgo la paz de Venezuela. Además, el PSUV limitaría totalmente su posibilidad de transformarse en un partido democrático con un seguro destino político.
La segunda hipótesis, que a mi criterio es la acertada, es que dicha filtración se permitió para presionar a Hugo Chávez con el fin de obligarlo a retirar su candidatura, para que con tiempo suficiente se seleccione, preferiblemente  por un método democrático, un candidato del PSUV que salga a la arena política a  tratar de ganar unas elecciones que empiezan a verse cuesta arriba. Es verdad, que todavía algunas encuestas colocan a Hugo Chávez como posible ganador de las elecciones, pero el fortalecimiento de la candidatura de Henrique Capriles ha empezado a provocar un profundo temor en muchos miembros del PSUV que perciben un rápido  desmoronamiento de la popularidad del régimen. Además, están convencidos que las medidas populistas de última hora no serán suficientes para enfrentar la dinámica campaña electoral de la oposición.

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