Los
temores desatados en el oficialismo, ante la posibilidad de que fuerzas
especiales estadounidenses vengan a secuestrar personeros
gubernamentales o ex funcionarios, con la intención de hacerlos declarar
contra el Gobierno, resultan esclarecedores. La experiencia indica que
quienes se acercan a los agentes federales norteamericanos lo hacen para
no terminar asesinados, como el capitán Aguilarte.
Las
declaraciones del vicepresidente del Partido Socialista Unido de
Venezuela, Diosdado Cabello, en rueda de prensa, revelan una gran
preocupación ante el hecho al parecer inminente de que otros
personajes, sigan la ruta del ex magistrado Aponte Aponte y se descubran
las conexiones con el narcotráfico.
Cuando un gobierno está implicado en el narcotráfico y el terrorismo termina como la dictadura panameña de Manuel Noriega.
Es
de conocimiento público, nacional e internacional, que hay sustanciados
varios expedientes en Estados Unidos, en los que se relaciona al
gobierno del presidente Chávez con grupos narcoterroristas, como las
FARC.
El
destino final de oficiales y civiles que constituían la amplia red de
narcotráfico dirigida por Walid Makled entre ellos el ex magistrado
Aponte Aponte (en manos del FBI y la DEA), será una cárcel en Estados
Unidos o en La Haya. Si el próximo en cantar ante las autoridades
norteamericanas es el ex director de Inteligencia Militar (DIM), general
Hugo el Pollo Carvajal, que es señalado junto con el ministro de la
Defensa, general Rangel Silva, por el Departamento del Tesoro de dirigir
operaciones de narcotráfico, es más que motivo de causa mayor para el
susto que ha cundido en el oficialismo.
El
general Carvajal fue sustituido por el Presidente de la República el
año pasado y, a pesar del anuncio de que asumiría otras funciones, lo
envió a su casa. El lunes, Diosdado Cabello justificó la desaparición
pública del general Carvajal con una rodilla lesionada al realizar un
salto en paracaídas, que lo obligan a guardar reposo médico.
El ex director de inteligencia militar sabe demasiado.
Ha cumplido misiones de suma importancia ordenadas directamente por Hugo Chávez.
Desde
hace tiempo, el Presidente ha pretendido lavar la mala imagen de su
revolución, salpicada por escándalos de corrupción y narcotráfico,
sacrificando a alguno de los involucrados en su entorno para que cargue
con las culpas. Así que, para despejar cualquier duda de complicidad, se
sacude a los "delincuentes" que prestaron "valiosos servicios" a la
revolución, como el magistrado Aponte.
Desde
que fue separado del DIM, el general Carvajal era candidato a ser
sacrificado, como hizo Fidel Castro con el general Arnaldo Ochoa en
1989, que fue fusilado por actos graves de corrupción relacionados con
el narcotráfico.
El
proceso contra el general Ochoa fue presentado como una necesidad
moral, para reivindicar los principios de la Revolución cubana.
Aunque
tiene muchos enemigos en la Fuerza Armada, Carvajal hizo algunos
favores a algunos militares descontentos, que han estado en desacuerdo
con las políticas gubernamentales y han expresado internamente su
repudio al bandidaje revolucionario y a sus prácticas delictivas, como
el narcotráfico, la sociedad con la narcoguerrilla en el contrabando de
combustible y el tráfico de armas.
Los que están en deuda con "el Pollo", pueden estar protegiendo su vida y facilitar su entrega a Estados Unidos.
"El
Pollo" tiene muchas cartas bajo la manga. Será difícil que se deje
inmolar como lo hizo el general cubano Arnaldo Ochoa que, engañado por
los Castro, se declaró culpable.
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