La “educación” que el chavismo
pretende uniformar con tintes rojos es “política”, cosa que es igual a
“insuficiente escolaridad”, que no genera “ilustración” y que –por el
contrario- tiene una marcada preferencia por los fracasados, los
desertores escolares, los deficientes de segunda y los problemáticos,
que se acomodan al facilismo del dinero sin estudiar, atropellando su
dignidad. Lo que realmente camina por América Latina y el mundo no es
una espada, es la necesidad ineludible de “moral y luces”, tanto en
técnicas superiores como universitarias, una ampliación del trabajo
basado en conocimientos, para todas las áreas del acontecer social.
EL CHAVISMO, FALLA DE EDUCACIÓN, INTELIGENCIA Y AMOR
(HAY UN NUEVO DAMINO DIFERENTE)
“Cuando las personas son omitidas, los hombres juzgan erróneamente.
La razón es que están pasando juicio sobre ellos mismos,
y la mayoría de la gente son malos jueces de sus propios casos.”
Aristóteles
Así como antiguamente los campesinos, agricultores y criadores de ganado eran la civilización, y así como en tiempos de Marx y Engels se profetizaba, antes que diagnosticar, que el grupo social más numeroso –los obreros- tendría su “auge y caída” para dar paso al comunismo, la evolución real ha demostrado que las cosas cambian, y no como las predijeron. Para 1950, en realidad, los obreros y sus sindicatos llegaron a ser la fuerza política dominante en todos los países desarrollados no comunistas; y para los años 70 (y hasta la actualidad) el obrerismo y el trabajador industrial ya estaban en el camino de ser sólo el 10 por ciento de la fuerza laboral. Hoy, hasta el papel de los sindicatos anda por nuevos caminos.
“Culpable” de esta reversión de los pronósticos politizados ha sido el camino de conocimientos que la humanidad adoptó. No era trabajando más duro y por más horas que los obreros saldrían adelante. Era/es trabajando en forma más inteligente, aplicando la educación y los conocimientos. Lo que derrotó a Marx y al marxismo fue el enorme aumento de la producción, que incrementó los jornales de los obreros rebajando al mismo tiempo los precios de los productos, aumentándose su demanda, triplicándose los ingresos; descartándose la teoría marxista de “proletarios explotados” se abrió así el camino para pasar a la clase media, cosa ajena también al concepto prevaleciente entonces de “burgueses”. Es decir, de los trabajadores manuales se pasa a los trabajadores ilustrados, porque no fueron los “robots” sino los trabajadores con conocimientos y sus procesos de producción más organizados lo que incrementó los empleos de clase media que está creando este proceso; y son muchos más los empleos de obreros que se están perdiendo. Marx pareció no contar con la educación de abajo para arriba, desvío similar a la educación “por un solo tubo” que pretende el chavismo.
La “educación” que el chavismo pretende uniformar con tintes rojos es “política”, cosa que es igual a “insuficiente escolaridad”, que no genera “ilustración” y que –por el contrario- tiene una marcada preferencia por los fracasados, los desertores escolares, los deficientes de segunda y los problemáticos, que se acomodan al facilismo del dinero sin estudiar, atropellando su dignidad. Lo que realmente camina por América Latina y el mundo no es una espada, es la necesidad ineludible de “moral y luces”, tanto en técnicas superiores como universitarias, una ampliación del trabajo basado en conocimientos, para todas las áreas del acontecer social.
Porque tampoco se trata de dejar atrás (o encumbrar) a quienes no han aprendido a aprender. La tarea que sigue siendo impostergable realizar en Venezuela es la aplicación de conocimientos y la dotación de productividad, dignidad y oportunidad a los oficios manuales realizados por trabajadores no calificados, a todo nivel. La meta aquí –como es la tendencia a nivel mundial- es avanzar y crecer para hacer del trabajador no calificado la mayor de las minorías. Nuestro desarrollo debe fundamentarse en la adquisición de conocimientos, porque el capital humano es el verdadero capital.
Ahí donde el chavismo aun cree que el capitalista es el hijo pródigo y preferido del capitalismo, ignoran que el capitalista es muy anterior al capitalismo. La economía industrial tuvo sus primeros hijos en los obreros, principales beneficiarios de la economía moderna, que los encaminó a la clase media en ingresos, posición social y poder político, sin que necesitaran mejores habilidades o conocimientos, trabajando mucho menos duro y durante menos horas que los obreros de cualquier época anterior. Hoy y hacia el futuro, no podemos permitir que quienes carecen de conocimientos sean convertidos en hijastros, como pretende el chavismo en su “paternalismo misericordioso” y su versión invertida del “amor”.
Los trabajadores y sus organizaciones deben revisar su función y reinventarse como órgano que vela por el potencial, la realización y la optimización de los recursos humanos en general; los sindicatos deben representar a sus empleados contra la estupidez, la arbitrariedad y los abusos del poder administrativo; como un “ombudsman” pro-productividad y calidad, para mantener a las empresas competitivas, conservar empleos y equilibrar ingresos; como agencias de cambio humano, sus caminos idóneos no son de negocios ni gubernamentales. Aquí el potencial no tiene ánimo de lucro, esa gangrena del chavismo particularizado.
La pobreza debe combatirse urgentemente, con el incremento de conocimientos en torno a lo que no contiene ánimo de lucro, con iniciativas y organizaciones no gubernamentales cayéndole “en cayapa” para su alivio y erradicación. Priorizando, por ejemplo, las problemáticas de alimentación, empleos, salud y seguridad, estas luchas deben compactarse como una fuerza especial, integrando escuelas, colegios, universidades, instituciones filantrópicas locales, nacionales, internacionales, grupos comunitarios de servicios, iglesias, empresas, voluntariados, gremios, misioneros… Tales acciones, además, llevan implícitas plataformas generadoras de empleos, remunerados y no remunerados.
Esta es una fuerza que está al alcance de la mano de manera inmediata y que el chavismo ha espantado de sus predios. Porque “sin ánimo de lucro” significa cambiar al ser humano, o sea: llegar a los pobres con efectividad, principios, habilidades y respeto. A diferencia del chavismo que trabaja por la dependencia gubernamental, centralizada y vaga, nuestro desarrollo humano debe abrirse y llevarse a cabo por vía de una comunidad integrada, con el empuje de las organizaciones autónomas que ya están a mano. El amor inteligente va más allá de las palabras huecas.
EL CHAVISMO, FALLA DE EDUCACIÓN, INTELIGENCIA Y AMOR
(HAY UN NUEVO DAMINO DIFERENTE)
“Cuando las personas son omitidas, los hombres juzgan erróneamente.
La razón es que están pasando juicio sobre ellos mismos,
y la mayoría de la gente son malos jueces de sus propios casos.”
Aristóteles
Así como antiguamente los campesinos, agricultores y criadores de ganado eran la civilización, y así como en tiempos de Marx y Engels se profetizaba, antes que diagnosticar, que el grupo social más numeroso –los obreros- tendría su “auge y caída” para dar paso al comunismo, la evolución real ha demostrado que las cosas cambian, y no como las predijeron. Para 1950, en realidad, los obreros y sus sindicatos llegaron a ser la fuerza política dominante en todos los países desarrollados no comunistas; y para los años 70 (y hasta la actualidad) el obrerismo y el trabajador industrial ya estaban en el camino de ser sólo el 10 por ciento de la fuerza laboral. Hoy, hasta el papel de los sindicatos anda por nuevos caminos.
“Culpable” de esta reversión de los pronósticos politizados ha sido el camino de conocimientos que la humanidad adoptó. No era trabajando más duro y por más horas que los obreros saldrían adelante. Era/es trabajando en forma más inteligente, aplicando la educación y los conocimientos. Lo que derrotó a Marx y al marxismo fue el enorme aumento de la producción, que incrementó los jornales de los obreros rebajando al mismo tiempo los precios de los productos, aumentándose su demanda, triplicándose los ingresos; descartándose la teoría marxista de “proletarios explotados” se abrió así el camino para pasar a la clase media, cosa ajena también al concepto prevaleciente entonces de “burgueses”. Es decir, de los trabajadores manuales se pasa a los trabajadores ilustrados, porque no fueron los “robots” sino los trabajadores con conocimientos y sus procesos de producción más organizados lo que incrementó los empleos de clase media que está creando este proceso; y son muchos más los empleos de obreros que se están perdiendo. Marx pareció no contar con la educación de abajo para arriba, desvío similar a la educación “por un solo tubo” que pretende el chavismo.
La “educación” que el chavismo pretende uniformar con tintes rojos es “política”, cosa que es igual a “insuficiente escolaridad”, que no genera “ilustración” y que –por el contrario- tiene una marcada preferencia por los fracasados, los desertores escolares, los deficientes de segunda y los problemáticos, que se acomodan al facilismo del dinero sin estudiar, atropellando su dignidad. Lo que realmente camina por América Latina y el mundo no es una espada, es la necesidad ineludible de “moral y luces”, tanto en técnicas superiores como universitarias, una ampliación del trabajo basado en conocimientos, para todas las áreas del acontecer social.
Porque tampoco se trata de dejar atrás (o encumbrar) a quienes no han aprendido a aprender. La tarea que sigue siendo impostergable realizar en Venezuela es la aplicación de conocimientos y la dotación de productividad, dignidad y oportunidad a los oficios manuales realizados por trabajadores no calificados, a todo nivel. La meta aquí –como es la tendencia a nivel mundial- es avanzar y crecer para hacer del trabajador no calificado la mayor de las minorías. Nuestro desarrollo debe fundamentarse en la adquisición de conocimientos, porque el capital humano es el verdadero capital.
Ahí donde el chavismo aun cree que el capitalista es el hijo pródigo y preferido del capitalismo, ignoran que el capitalista es muy anterior al capitalismo. La economía industrial tuvo sus primeros hijos en los obreros, principales beneficiarios de la economía moderna, que los encaminó a la clase media en ingresos, posición social y poder político, sin que necesitaran mejores habilidades o conocimientos, trabajando mucho menos duro y durante menos horas que los obreros de cualquier época anterior. Hoy y hacia el futuro, no podemos permitir que quienes carecen de conocimientos sean convertidos en hijastros, como pretende el chavismo en su “paternalismo misericordioso” y su versión invertida del “amor”.
Los trabajadores y sus organizaciones deben revisar su función y reinventarse como órgano que vela por el potencial, la realización y la optimización de los recursos humanos en general; los sindicatos deben representar a sus empleados contra la estupidez, la arbitrariedad y los abusos del poder administrativo; como un “ombudsman” pro-productividad y calidad, para mantener a las empresas competitivas, conservar empleos y equilibrar ingresos; como agencias de cambio humano, sus caminos idóneos no son de negocios ni gubernamentales. Aquí el potencial no tiene ánimo de lucro, esa gangrena del chavismo particularizado.
La pobreza debe combatirse urgentemente, con el incremento de conocimientos en torno a lo que no contiene ánimo de lucro, con iniciativas y organizaciones no gubernamentales cayéndole “en cayapa” para su alivio y erradicación. Priorizando, por ejemplo, las problemáticas de alimentación, empleos, salud y seguridad, estas luchas deben compactarse como una fuerza especial, integrando escuelas, colegios, universidades, instituciones filantrópicas locales, nacionales, internacionales, grupos comunitarios de servicios, iglesias, empresas, voluntariados, gremios, misioneros… Tales acciones, además, llevan implícitas plataformas generadoras de empleos, remunerados y no remunerados.
Esta es una fuerza que está al alcance de la mano de manera inmediata y que el chavismo ha espantado de sus predios. Porque “sin ánimo de lucro” significa cambiar al ser humano, o sea: llegar a los pobres con efectividad, principios, habilidades y respeto. A diferencia del chavismo que trabaja por la dependencia gubernamental, centralizada y vaga, nuestro desarrollo humano debe abrirse y llevarse a cabo por vía de una comunidad integrada, con el empuje de las organizaciones autónomas que ya están a mano. El amor inteligente va más allá de las palabras huecas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario