La confusión ideológica no parece tener
fin en nuestro país. El apoyo de algunos sectores de la izquierda venezolana al
proyecto facho-militarista que encarna el tte coronel ha generado un gran desconcierto
ideológico a nivel nacional e internacional.
Estos sectores provienen de una
izquierda utilitaria, cansada de practicar la honestidad, que se ha doblegado
frente a un proyecto precario ideológicamente que ha incorporado demagógicamente
a su discurso electoral una “retórica socialista”. Es una izquierda
oportunista que habla en nombre de un “marxismo”, que tiene nada o poco que ver
con el pensamiento critico de Marx. Son los embaucadores del siglo XXI que
promueven una veneración supersticiosa al líder del proceso (culto a la
personalidad) al igual que al Estado (Estadolatría). Estadolatría que no tiene
nada que ver con el socialismo originario de Marx, pero si con los regímenes
despóticos y represivos del siglo pasado. Una izquierda que se ha desdibujado
ideológicamente y que sobrevive gracias al espacio político que le proporciona
el vocinglero de Miraflores y su facho despotismo militar.
Son una pandilla de oportunistas que
renunciaron a sus propuestas emancipadoras de antaño, y que hoy solo responden
“rodilla en tierra” a las imposiciones del comandante-presidente. Son los
nuevos mujiquitas que respaldan las políticas antiobreras del régimen, la
privatización gradual de PDVSA (creación de las empresas mixtas), apoyan la
violación de los derechos humanos y promueven la farsa del poder popular, que
no es más que una nueva forma de control social.
Es una izquierda bastarda cuyo accionar político
esta divorciado de las banderas tradicionales e irrenunciables de la izquierda
revolucionaria. En nombre de la izquierda estos impostores apoyan a regímenes
reaccionarios y oprobiosos como el de Bachar al Asad de Siria y el de Mahmud
Ahmadinejad de Irán entre muchos otros.
Resulta sorprendente observar cómo los
antiguos paladines del "socialismo científico" son hoy los que
participan desvergonzadamente en la construcción del fraudulento mito
socialista bolivariano. Da auténtica vergüenza ver el nivel de cinismo con que
connotados dirigentes de esta izquierda gobiernera defienden a un régimen que
constituye la antítesis de los postulados por los cuales lucharon denodadamente
en el pasado. En el olvido quedaron sus luchas a favor de la libertad sindical,
del derecho a la contratación colectiva de los trabajadores y a la huelga. Guardan
silencio ante los atropellos del régimen en contra de la autonomía universitaria.
Aplauden la conducta represiva y criminal de los cuerpos de seguridad del
Estado y de la Guardia Nacional. Se han convertido en verdaderos Millán-Astray
("Muera la intelectualidad traidora", "Viva la muerte") en
su lucha en contra de la cultura y la investigación. Apoyan cínicamente la entrega
de nuestro petróleo a las transnacionales, la imposición de impuestos
regresivos tipo IVA y callan celestinamente frente a una corrupción galopante
que carcome al país. De irreverentes antimilitaristas, se han transformado en
sumisos lamebotas del gorilato de Miraflores. Dan pena y vergüenza ajena.
No hay la menor duda que el montaje
ideológico que ha logrado esta izquierda fraudulenta y eunuca sólo ha
favorecido a la consolidación de los sectores más reaccionarios de la sociedad
venezolana y a oxigenar el proyecto de dominación con sus nuevos actores. El
maridaje ideológico del socialismo bolivariano con el nazi-fascismo es algo
sorprendente a pesar de la ceguera o ignorancia política de muchos por
aceptarlo.
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