18/6/12

HChF: el asesino de Simón Bolívar

Viva Gadaffi, viva Bolívar.... exclamó el sátrapa


 Ha sido establecido más allá de toda duda razonable, por diversos médicos, incluyendo una reciente opinion emanada de un médico de la Universidad de Johns Hopkins, que Simón Bolívar murió de complicaciones relacionadas con la tuberculosis que lo afectó durante una buena parte de su azarosa vida. Su final probablemente fue acelerado por los medicamentos que, de entera buena fé, le suministraron los médicos de la época.

Sin embargo, existe en su caso lo que puede llamarse el asesinato de la personalidad, diferente a la eliminación física. Ese asesinato ha consistido en desvirtuar la vida y obra de la persona, en deformar y prostituír sus ideas,  presentarlo como lo que no ha sido y en reclutar su memoria, de manera abusiva, para el uso de un proyecto político maldito que es la antítesis de la democracia y de la libertad. Cuando una persona ya desaparecida es utilizada de esa manera indecorosa y grosera podemos decir, sin temor a exagerar, que ha sido asesinada espiritualmente. Eso es lo que ha hecho Hugo Chávez Frías con Simón Bolívar, con impunidad, ante un pueblo que no ha sabido defender a su héroe nacional. Al no defender la memoria de Bolívar con la decision que era necesaria el pueblo venezolano ha permitido que su memoria sea raptada y violada por una pandilla de corruptos.      

El asesinato espiritual de Simón Bolívar a manos de Hugo Chávez Frías comienza con la llegada de este sátrapa al poder. En su discurso de inauguración, en 1999, sus primeras palabras relacionan el uso de las armas con la figura de Bolívar y con su designación como presidente amparado por el  “escudo de las armas ”. Fué un discurso militarista, fascistoide, desde el mismo inicio. Chávez cita la estrofa de Pablo Neruda: “Bolívar resucita cada cien años”, dejando caer la sugerencia de que ha resucitado en un paracaidista de Barinas. Cita la frase de Martí:  “Ahora es que Bolívar tiene que hacer en América” insinuando, con la sutileza de un elefante en una cristalería, que allí viene él, como Bolívar redivivo, a desempeñar ese papel.

Más adelante en su discurso se apropia la frase de Bolívar: “vacilar es perdernos”. Y repite esa frase para cerrar su discurso, un discurso en el cual también dijo que “nunca más debe salir en Venezuela una columna de tanques a las calles”, lo cual no le impidió ordenar precisamente eso en 2002, por lo cual fué él quien salió de Miraflores como corcho é limonada.

Desde el inicio de su primera presidencia Hugo Chávez se apropió indebidamente del nombre de Bolívar. Su proyecto fue llamado “bolivariano”. Creó centros de adoctrinación ideologica llamados “Círculos Bolivarianos”. El arroz con mango que llamó “Socialismo del Siglo XXI” se basaría, segun él, en las ideas de Bolivar, en demostración de gran ignorancia e impudicia. La república se llamó bolivariana, desconociendo groseramente el carácter múltiple de nuestros orígenes, muchos más profundos que simplemente bolivarianos. El ejército, manejado por eructogenerales o narcogenerales, fue bautizado como “bolivariano”, puñalada trapera a la memoria del libertador. Un satélite chimbo, por el cual pagó $400 millones, fue llamado “Simón Bolívar”, así como llama “Simón Bolívar” aeropuertos que dan verguenza, plazas sucias y avenidas mál mantenidas, todo lo cual se refleja negativamente sobre la memoria del héroe.

La tumba de Bolívar fue abierta por el sátrapa en una escena necrofílica más propia de Peter Lorre y Boris Karloff que de un presidente mentalmente sano. Sobre ese evento se han tejido toda clase de rumores, incluyendo una maldición que afectaría a los involucrados en tal profanación.
Parecen astronautas pero son violadores de tumbas

Réplicas de la espada de Bolívar, por cierto manufacturadas en el país que el libertador combatió, han sido dadas de manera indiscriminada y obscena a los forajidos más detestables del planeta, incluyendo a Mugabe, a Gadaffi  y Fidel Castro. La Orden del Libertador ha sido dada como arroz, a cada bicho de uña que ha pasado por Caracas.  

Pudiéramos extendernos mucho más en lo que ha sido una orgía de vilaciones a la memoria de Simón Bolívar pero lo dicho deja pocas dudas sobre quien es el asesino espiritual del Libertador. Es es un grave crímen por el cual el sátrapa y sus compinches deberán pagar ante la historia.

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