El gobierno venezolano le cedió a Irán el uso de un astillero en la Península de Paraguaná que es usado por el país islámico como puerto privado para ingresar equipos y material bajo un manto de secretismo, dijeron fuentes cercanas a la situación.
El astillero Astinave se encuentra en el punto geográfico venezolano más cercano a Estados Unidos y al Canal de Panamá, mientras que la península fue identificada por fuentes de inteligencia occidentales -citadas en dos reportajes del diario alemán Die Welt- como el lugar escogido por Irán para colocar algunos de sus misiles balísticos de mediano alcance.
Un documento obtenido por El Nuevo Herald señala que el gobierno venezolano contrató a la empresa Iranian Offshore Engineering & Construction Company (IOEC) para que ampliara el astillero, ubicando en el estado Falcón y que previamente había sido expropiado por el gobierno de Hugo Chávez.
El documento -firmado en el 2010 por Asdrúbal Chávez, primo del presidente, en representación de PDVSA Naval- contempla la construcción de un patio para la fabricación de plataformas.
Pero fuentes cercanas a la situación dijeron que el personal iraní nunca salió de las instalaciones, al tiempo que los empleados venezolanos que se encontraban allí fueron enviados a sus casas y nunca se les permitió regresar pese a que continúan recibiendo sus salarios.
“El contrato es sólo una cubierta, el mecanismo utilizado para justificar la presencia del personal iraní. Pero en el momento en que fue firmado en el 2010, en el momento que eso ocurre, Irán pasa a tener control absoluto de un puerto totalmente independiente a Venezuela”, dijo una de las fuentes que habló bajo condición de anonimato.
“Es un astillero, pero al tener las grúas que tiene y al tener el dique que tiene, no necesitas atracar ningún barco en Puerto Cabello, ni en la Guaira, ni en Güiria ni en Maracaibo, porque ya controlas uno. Tú solo y exclusivamente tú”, sostuvo la fuente.
Otra fuente, perteneciente a la Armada venezolana, dijo que un elevado número de contenedores han sido recibidos por barco en Astinave y que los contenedores ya vacíos han sido colocados a un lado de las instalaciones, donde permanecen en el olvido.
La práctica llama la atención debido a los elevados costos de los contenedores que normalmente pasan poco tiempo vacíos antes de ser devueltos o usados para cargar nueva mercancía.
Irán, cuyo presidente Mahmoud Ahmadinejad se reunió con Chávez la semana pasada en Caracas, conduce varias misteriosas operaciones bélicas en Venezuela, incluyendo el desarrollo de un avión no tripulado.
Documentos obtenidos previamente por El Nuevo Herald y fuentes cercanas a la situación revelaron que el proyecto venezolano de aviones no tripulados -conocido como M2- está a cargo del ingeniero de la Guardia Revolucionaria iraní, Ramin Keshavarz, quien previamente trabajó en una de las compañías de defensa del país islámico que fueron sancionadas internacionalmente por su presunta relación con el programas de misiles.
Esas operaciones están actualmente siendo investigadas por las autoridades estadounidenses.
Según una serie de artículos publicados por Die Welt, Irán y Venezuela habrían firmado un pacto secreto para la construcción de una base misilística en la Península de Paraguaná.
Bajo las condiciones del pacto, las instalaciones serían operadas por personal iraní y el país islámico estaría en condiciones de hacer uso de los misiles contra Estados Unidos en caso de ser atacado por Occidente.
El diario alemán dijo, citando fuentes de inteligencia occidentales, que la base sería hogar de silos de misiles balísticos de mediano alcance. Irán actualmente cuenta con un misil balístico con un alcance de 1,280 kilómetros, el Shahab-3, y un variante de este modelo con un alcance de 1,930 kilómetros, y desarrolla el más moderno Ghadr-110, con un alcance de más de 2,500 kilómetros.
El Departamento de Estado dijo hace unos meses que no tenía evidencia que respaldara los artículos de Die Welt, mientras el gobierno venezolano ha negado enfáticamente su existencia.
“Nosotros desmentimos que en Paraguaná haya una instalación militar de país extranjero”, aseguró el vicepresidente Elías Jaua. “Ya había sido lanzada en días anteriores una olla de estas que fabrica en sus laboratorios de guerra sucia el imperio norteamericano, para seguir agrediendo a Venezuela”.
No obstante, el diario alemán reportó que un grupo de ingenieros de Jatam, la Guardia Revolucionaria Iraní, y una empresa de construcción propiedad de al-Anbia, han visitado en varias ocasiones las instalaciones que están siendo construidas en la península.
Una de estas visitas fue realizada en febrero, en la que habría participado el comandante de la Fuerza Aérea de la Guardia Revolucionaria Iraní, Amir al-Hadschisadeh, quien aprobó los planes junto con los socios venezolanos.
La intención expresada en esa ocasión por la delegación iraní era la de desarrollar una infraestructura de protección contra ataques aéreos. También está prevista la creación de una estación de mando y control, la construcción de zonas residenciales, torres de vigilancia y búnkers para eventualmente almacenar cabezas nucleares, combustible de cohetes y otros elementos, señaló el diario.
Los planes de la empresa de construcción Jatam al-Anbia incluyen un sistema oculto para el vertido de gases tóxicos, precaución necesaria para mantener en secreto la ubicación de la instalación, sin chimeneas o árboles de gran ventilación detectables desde el aire.
De acuerdo con la información del diario alemán, la delegación iraní también obtuvo dinero en efectivo para gastos iniciales del proyecto durante su visita a Venezuela.
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