4/8/12

FERNANDO OCHOA ANTICH, UN MENSAJE INSTITUCIONAL

Hugo Chávez no encuentra que hacer. Por primera vez, desde el 4 de Febrero, ha perdido totalmente la iniciativa política. Nunca pensó que Henrique Capriles tuviese la capacidad de lograr enviarle un mensaje a la Fuerza Armada, que en tres minutos pudiese desarrollar los principales  aspectos de un programa de gobierno para el sector Defensa, que al mismo tiempo englobase las principales aspiraciones e inquietudes de los miembros de la Fuerza Armada y de sus familiares. 
Su respuesta fue sorprendentemente disonante, grosera y fuera de la realidad. No le escuche un solo argumento contra los planteamientos de fondo que hizo Henrique Capriles, limitándose a tratar de descalificarlo con ofensas y señalamientos personales que lo único que muestran es su desespero ante la certeza del progresivo fortalecimiento de su imagen y popularidad. 
            Henrique Capriles, lo primero que hace en su mensaje es señalar una realidad indiscutible: “los miembros de la Fuerza Armada y sus familiares sufren los mismos problemas que los venezolanos”. Resaltar  esta verdad era de suma importancia para diferenciar  la camarilla militar, beneficiaria de infinitas canonjías por parte del régimen, de la gran mayoría de los miembros de la Fuerza Armada que sólo reciben pequeños ingresos y muy limitados beneficios. De inmediato plantea su filosofía de mando: “Todo comandante tiene una responsabilidad principal: garantizar el cumplimiento de la misión  y el bienestar del personal militar. Ese será mi compromiso como próximo comandante en Jefe de la Fuerza Armada”. Esta frase deja en claro las prioridades de su acción. Primero, el cumplimiento de la misión; segundo, el bienestar del personal militar.
            De inmediato define la misión: “La defensa de la integridad de nuestro territorio forma parte de la lucha por la soberanía y la independencia. Como comandante en Jefe rechazaré categóricamente la presencia y el reconocimiento  de grupos armados en nuestro territorio”.  
Demuestra entender las exigencias de sus futuras funciones al aplicar un principio fundamental de la acción militar: al establecerse la misión se definen los medios a utilizarse. “El servicio en nuestra frontera no puede ser un castigo. Requiere más bien de excelente apresto operacional, instalaciones bien equipadas,  y personal con  la mejor actitud y entrenamiento. La soberanía y la independencia también tienen  que ver con el equipamiento y la capacitación. Modernizaremos nuestros equipos y aseguraremos la formación de nuestros efectivos”.
            Después de establecer la misión, y ofrecer los medios para cumplirla, analiza con precisión un conjunto debilidades que, durante el actual régimen,  ha mostrado la organización militar: “No podemos permitir que el narcotráfico, la guerrilla y los grupos paramilitares infiltren y usen nuestras instituciones”. Esta dolorosa realidad ha empezado a ser  el problema más delicado  que limita la capacidad de la Fuerza Armada en el cumplimiento de su misión de garantizar la integridad de nuestro territorio. En la práctica nuestras fronteras se encuentran controladas por distintos grupos de delincuentes que comprometen de una manera muy grave la presencia del Estado venezolano en dichas zonas. El clamor de los pueblos fronterizos es de tal angustia que muestra una realidad que exige una inmediata actuación de la Fuerza Armada para restablecer el orden y la seguridad.
            La segunda parte de su intervención la dirigió a analizar la situación social de los miembros de la Fuerza Armada y sus familiares: “Detrás de cada uno de nuestros militares hay una familia que tiene mucho tiempo esperando que su vida mejore. Yo me comprometo a lograr la aprobación de un nuevo sistema de seguridad social para la Fuerza Armada. Existen proyectos de ley que por falta de voluntad no se han aprobado. Necesitamos un plan que esté orientado a satisfacer las necesidades de un militar que hace carrera, que esté basado en un proyecto de vida de calidad que incluya a su familia”.  En verdad, el personal militar y civil de la Fuerza Armada enfrenta una difícil situación social que comienza por los bajos sueldos, las pequeñas pensiones, un limitado seguro de hospitalización y el doloroso  colapso de los hospitales militares.
            La respuesta de Hugo Chávez a esos trascendentes planteamientos ha sido totalmente desacertada. Vincular a Henrique Capriles con el affaire del radiograma es un absurdo que no merece responderle.  Sostener que la burguesía odia a la Fuerza Armada no tiene sentido. Siempre los venezolanos, sin diferencias de clases sociales, han sentido por ella respeto y admiración. La mejor demostración de esta verdad fueron los elevados porcentajes de aceptación que hasta 1998 tenía la Institución Armada, al ser considerada, junto a la Iglesia Católica, como las dos instituciones más prestigiosas de nuestra sociedad. Mantener que Henrique Capriles no está de acuerdo con los planes de equipamiento de la Fuerza Armada es una notoria exageración. La crítica, no ha sido a la compra, sino al origen de los armamentos y a la poca transparencia de las negociaciones. En definitiva, la derrota es muy mala consejera.

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