Los
últimos catorce años han constituido una gran pesadilla. El Gobierno
que manejaste es lo más destructivo que ha visto la patria en sus años
de democracia. Estoy muy seguro de que lo hiciste por ignorancia, pero
debo confesar que en ocasiones me asaltan las dudas
El que le prometí a mis hijos y tú me arrebataste.
Los
últimos catorce años han constituido una gran pesadilla. El Gobierno
que manejaste es lo más destructivo que ha visto la patria en sus años
de democracia. Estoy muy seguro de que lo hiciste por ignorancia, pero
debo confesar que en ocasiones me asaltan las dudas.
Es
imposible volver el calendario atrás. Lo que hiciste en estos catorce
años tomará varias décadas reconstruirlo. La pérdida de valores y la
anarquía manifiesta que se nos presenta en forma de violencia, no se
cambia con un presidente. La sociedad entera tendrá que trabajar
sobretiempo y manejar con mucha inteligencia y tesón las bases para un
cambio. Razón tiene Capriles cuidando afirma que hay un camino -no hay
un lugar de llegada- hay un camino para recuperar a este país.
A
mis hijos les prometí un país como el que me vio crecer para que no
sientan la tentación de pensar que el país se agotó para ellos. Quiero
que sientan su Patria como lo que fue y dejen de sentirla como lo que
es.
Quiero
regresar al Campo de Carabobo y presenciar de nuevo el glorioso
desfile de los ciento cincuenta años de la Independencia, con el mismo
espíritu que lo disfruté en aquel año, con los mismos caballos blancos,
llevando soldados de rojos corpiños. Quiero ver los dorados botones de
esos uniformes, para recordar esa justa histórica. Quiero volver a
sentir que la historia de mi patria tiene una sola versión.
Quiero
patinar de nuevo en madrugadas frías, acompañando a otras caras y otras
gentes, para sentir que estamos en Navidad. Quiero hacerlo sin más
miedos que el temor a caerme.
Quiero
que entre Cinaruco y Caracas no exista sino un solo país, una sola
gente, una sola Patria, con los matices propios de nuestras diferencias
de pensamiento, sin esas miradas cargadas de peso que no pueden tolerar a
quien tiene ideas diferentes a las propias.
Quiero
encender la televisión y encontrarla vacía de mentiras, de repetidas
mentiras que a fuerza de repeticiones uno comienza a sentirlas como
verdades.
Ya
no pienso en el siete de octubre. Ese día nos devolverás lo que quedó
de país. Ahora sueño con fuerza con el duro trabajo que será necesario
para recuperar lo que perdimos. Dejaremos de escuchar un vociferante y
grosero presidente, para escuchar a una sociedad buscando entenderse.
Sueño con esa nueva madrugada, que es la misma que la gran mayoría de
los venezolanos está soñando.
Deja
de meternos miedo con una guerra. Hace rato que perdiste el pueblo que
tú piensas te acompañara en esa locura. Me debes un país.
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