25/11/12

MENTIRA MONUMENTAL


Por aquella idiotez de “yo respeto su opinión” – se respeta la persona no la opinión, sobre todo si no proviene del pensamiento - se le permitió a la más grade estafa política que haya concebido la estupidez humana, sentar raíces en el idealismo social de la humanidad: El socialismo – “socialismo es comunismo”, Fidel dixit - cuyo discurso es tan atractivo tanto para quienes sufren los rigores de la pobreza derivada de la ignorancia – siempre acompañada del fanatismo, la superstición y el miedo, que lo traduce como capìtalismo pa´los obreros, obviando que socialismo no paga prestaciones sociales  – como para los inservibles que ven en el éxito ajeno un reto a sus incompetencias, vicios y falencias estructurales, que los hace supurar de odio resentido.
La democracia venezolana, sustentada por los precios del petróleo,  ha sido un largo ejemplo de los magros resultados de las prácticas socialistas, magnificadas en estos catorce años de sistemática destrucción de los valores morales de la hombría, en la propuesta, fallida hasta ahora por nuestra reacción, de creación de una nación de parásitos sociales – aduldolescentes - que sustente un gobierno caudillista dictatorial, de mano paternal. Y es que solamente para eso sirve el socialismo real, para crear dictadores feroces apuntalados por las bayonetas de ejércitos corrompidos hasta el asco, y pueblos andrajosos sumisos por la supervivencia basal.
Parece mentira que la única posibilidad cierta que tiene la pobreza de vencerse a sí misma, por el trabajo, el estudio y la responsabilidad, practicando una economía productiva, libre concurrencia y libre mercado, bajo un gobierno que se ocupe de los asuntos que le son propios, no haya sido capaz de generar un discurso ni un liderazgo que proclame sus posibilidades, y, por el contrario, se ha cerrado permitiendo que se considere perversa la creación de riquezas, explotador a quien empeña su vida en la creación de empleos y de “derecha” – pecador, conservador, atrasado – a quien defiende el sistema capitalista, de filosofía liberal, que los hará libres por la explotación de sus potencialidades.
Siempre el ignorante vociferador, de discurso memorizado sin el menos análisis crítico, que promete repartición “proporcional” de la riqueza, cuya creación, contradictoriamente, es un anatema, obtendrá el aplauso fervoroso del pueblo que históricamente ha sido esclavizado por la praxis de esta idiotez imposible que necesita de la miseria para subsistir. Y es que nuestra raigambre democrática ha sido nuestra principal enemiga en la lucha contra este sistema estatista de esclavitud – pivotado en la ignorancia que les produce pobreza para su sustento - de castración de la individualidad, de eliminación de la propiedad y de la empresa privada y de la proscripción de la recompensa por el esfuerzo – la productividad no es heroica - que han hecho grande a las naciones donde se practica.
Nos negamos a definir al socialista como merece, porque nunca nos falta un amigo de esa tendencia que suele ser “chévere”… hasta que llega al poder y se convierte en lobo del hombre productivo, única forma de demostrar que el socialismo es la alternativa. De nada valen las lecciones de la historia que señala la miseria intelectual, moral y física que ha causado el socialismo.
Sin mencionar los horrendos crímenes y exclusiones de este perverso sistema de esclavizar hombres. Los gobiernos latinoamericanos presididos por socialistas, que han escapado a las prácticas criminales del socialismo real, ha sido porque la madurez intelectual se ha impuesto sobre su esquizofrenia ideológica, y han gobernado con las prácticas capitalistas que han permitido superar la pobreza de millones, pero esa hipocresía bastarda ha contribuido a la ilusión de eficiencia que solapa la miseria del socialismo.
Socialismo bueno… se muere chiquito
Si el dogma universal del socialismo contempla la eliminación de la propiedad privada, la igualdad por encima de la libertad, la masa de responsabilidad delegada sobre el individuo responsable de las consecuencias de sus actos – por lo que debería llamarse “masalismo” - y la preponderancia de la economía planificada por el Estado todopoderoso sobre el libre mercado,  entonces, si es tan sencilla la evidencia en el marco teórico,  ¿por qué se piensa que hay socialismo malo y socialismo bueno?, porque lo contrario de esta fórmula inhumana, antinatural, es el capitalismo.
Simplemente porque parece que definirse capitalista da vergüenza, y hasta los que los son en puridad práctica – yo, por ejemplo, soy un liberal crítico, al estilo europeo, que defiendo el capitalismo por ser la única propuesta viable para el hombre libre, pero no soy capitalista - suelen sostener ser de “izquierda” – socialismo embozado - lo que además de anacrónico es algo insostenible intelectualmente en el mundo de hoy, en el que el pensamiento económico universal propende al progreso humano por interés propio, es decir al desarrollo de la inclusión social – a cada quien según sus capacidades - y la tecnología ha expandido exponencialmente el área de influencia del conocimiento.   
En conclusión
Es imperativo, por razones de Estado y de sociedad, que se desarrolle una intensa campaña de información sobre las realidades del sistema liberal – el más espectacular proyecto de desarrollo creado por el hombre, cuya base sustantiva es la voluntad – que enfrente de manera decidida y sin necedades cortesanas la monumental mentira socialista que germina en las mentes dúctiles del hambre y el abandono, pero también de la desidia, la flojera y los vicios.
Comenzando por definir que ser liberal es reconocer que  son fundamentales para la persona humana el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, así como que los países progresan por el trabajo de sus pueblos y no por sus riquezas naturales. Así que manos a la obra, sin complejos, que tenemos mucho capitalista en los barrios creyendo ser socialista, por el caramelito envenenado de Robin Hood.

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