Dos
empresas privadas que son
consideradas como enemigas del régimen están siendo sujetas a un ataque
despiadado del régimen de malandros que manejan los hermanos Castro
desde La
Habana. Una es el Banco Venezolano de Crédito, de Oscar García Mendoza,
uno de
los bancos más prestigiosos y solventes del país. La Superintendencia de
Bancos
acaba de “instruírle” para que no reparta dividendos, debido a que
existe un
juicio en su contra, el cual podría afectar las finanzas de la
institución. La otra es Globovisión, televisora solitaria en la
oposición, la cual podría
desaparecer pronto debido a la maniobra del régimen de excluirla del
cambio de sistema de teledifusión, para lo cual si le permite la
conversión a todas
las demas televisoras estatales o privadas (obedientes).
En el caso del Banco venezolano
de Crédito está clara la maniobra, ya que en todo caso la demanda no debería
ser contra la institución bancaria sino contra las persona o personas que
puedan estar detrás de lo que la empresa demandante considera un infundio. En
el caso de Globovisión se trata de un evidente caso de discriminación, como la
que sufrió RCTV en su momento.
Lo que está planteado en
Venezuela es una carrera entre un régimen que se derrumba y un sector
democrático que el régimen desea ver aplastado antes de morir, una carrera en
la cual la oposición organizada (perdóname, Eddie) permanece como espectadora
inerme, poco merecedora de nuestra admiración.
En este país nuestro lo que falta
son pantalones, lo que sobra es comodidad y cobardía.
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