Nada más patético que elegir
gobernantes que sólo piensan en su propio beneficio…. Y si son
comunistas, mucho peor.
Nunca como ahora ha sido más evidente el
carácter despótico y totalitario del régimen que atosiga a Venezuela de una
forma cada vez más evidente, abierta y descarada.
Las máscaras de legalidad, formalismos y –tal
como dice uno de los más conspicuos capitostes de la banda- de “locura
contenida” únicamente por el otrora fuerte caudillo (ya casi imperceptible en
su proyecto originario, aunque inexcusable también desde su origen), ruedan
cuesta abajo y se van desmoronando, diluyéndose, en las caras pétreas y
sesgadas de los supuestos herederos del “proyecto” comunista originario, el denominado
“Socialismo del Siglo XXI”.
Lo que Jean Francois Revel explicaba
magistralmente en una de sus mejores obras “El Conocimiento Inútil” se aplica
con singular precisión a lo que ocurre en Venezuela: la mentira permanente, la
trampa usual retrechera y desaforada, la utilización de bandas de esbirros,
bien equipadas, motorizadas, entrenadas y desplegadas estratégicamente, para
usarlas sin piedad contra la gente desarmada y aún creyente en un inexistente
–para ellos- “estado de derecho”.
El uso indiscriminado de los dineros públicos
y de los contribuyentes, cada vez más expoliados e improductivos, para
mantenerse en el poder y comprar conciencias y voluntades no sólo nacionales;
la toma final de las instituciones del estado al servicio de un proyecto ideológico
(con uso de fascios indicativos en los brazos de sus directivos y propaganda
profusa en oficinas del Estado) y el desconocimiento insolente – y con
cualquier excusa- de aquella mitad que adversa militantemente al régimen y que
crecen exponencialmente cada día que transcurre, con mayor vigor, organización
y calidad.
¿Es que acaso necesitamos mayores pruebas del
carácter mendaz, represivo, atrabiliario y antidemocrático de la banda que se
enquistó en el poder?
¿Es que acaso esperábamos –sinceramente- que
el castrocomunismo cubano sacara sus manos de Venezuela, siendo que se les va
la vida en ello, por haber perdido las elecciones nacionales por unos cuantos
cientos de miles de votos?
¿Es que suponemos que todo lo que ocurre no
estaba ya suficientemente delineado desde el momento aquel, dos años atrás,
cuando Hugo Chávez –uno de los principales generadores del caos actual, repito,
injustamente olvidado y casi exculpado por causa de su fallecimiento- supo que su enfermedad era incurable y aceptó
no sólo engañarse, sino engañar a millones de sus seguidores con una elección
que –lo sabía- no podría coronar gobernando?
¿Es que creemos que el comunismo –que ahora
se presenta con su verdadera faceta represiva, dura, lapidaria, oscura y
convenientemente atroz (para evitar resistencias)- se irá de Venezuela por
apenas un momento de debilidad que suponen superable?
El que piense que eso ocurrirá, así nada más,
por las buenas y sin mayores sudores, lágrimas y sangres –lamentablemente- debe
empezar a estudiar lo que es el comunismo y cómo ha sido su devenir en la
historia del mundo.
Tal vez un repaso virtual por la historia,
con Google y Wikipedia como ayuda obligada, les de alguna luz sobre el tema.
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