Por: Jesús Antonio Petit da Costa
Las bandas criminales son los instrumentos
del terrorismo de Estado que practica Cuba en Venezuela para sostener el
gobierno títere.
En la URSS y sus países satélites la delincuencia común siempre estuvo
bajo control. No se veía, porque prácticamente no existía. En China,
Vietnam y Cuba sucede lo mismo. Más aún en Corea del Norte. En los
países comunistas se trata al delincuente común como un enemigo del
sistema. ¿Porqué en Venezuela la implantación del comunismo ha venido
acompañada de una delincuencia desbordada? Hay una explicación política
muy sencilla.
Aquí el comunismo es una consecuencia de la entrega de la soberanía a
Cuba. Es un acto de traición a la patria cometido por el difunto y sus
secuaces. El comunismo nos llega por la vía de la traición con la
sumisión voluntaria a Cuba, en la persona de su Casa Real. No fue por
una rebelión cívico-militar que, como en la URSS y Cuba, eliminó la
fuerza armada existente y la sustituyó por un ejército comunista. No fue
tampoco por una invasión militar que, como en los países satélites de
Europa Oriental, liquidó el ejército nacional sustituyéndolo por otro
subordinado al mando del invasor.
Al tratarse de una traición el comunismo no contaba de entrada con el
respaldo de la FAN ni del pueblo. Había entonces el peligro de una
rebelión cívico-militar que derrocara a los traidores, por cuanto
subsistía la misma fuerza armada que venía de la democracia y
prevalecía en los civiles los valores sembrados por la tradición
democrática de 40 años. Por ello los traidores decidieron organizar y
armar a los delincuentes, tal como lo hizo Hitler con la SS,
convirtiéndolos en defensores de la revolución. Con ellos constituyeron
los Círculos Bolivarianos, encargados de crear un clima de terror. Así
comenzó a practicarse el terrorismo de Estado.
La rebelión cívico-militar de 2002 demostró que efectivamente el
comunismo importado por la traición no tiene raíces nacionales. No
cuenta con la adhesión del pueblo. Y demostró además la ineficacia de
los Círculos Bolivarianos, a pesar del genocidio de Puente Llaguno. No
fueron estos los que regresaron el difunto a la presidencia. Fueron los
militares que le siguieron fieles, olvidando para su desgracia que un
jerarca comunista no practica la lealtad ni el agradecimiento. Allí está
la prueba más reciente: el general tío del tirano de Corea, condenado a
morir descuartizado por perros hambrientos, después de haber sido el
que ayudó al sobrino imberbe a consolidarse en el poder.
Como resultado de esta experiencia la monarquía comunista cubana, que
ejerce el poder real, convino con sus títeres en Venezuela en proceder a
la organización de bandas criminales, las cuales han sido armadas y
entrenadas por cubanos, etarras, árabes y militares traidores. Se las
llaman “colectivos”. La mejor descripción está en el libro “El
Palestino”, escrito por un periodista español que se infiltró en sus
filas. Estas bandas criminales dominan territorio dentro de las
ciudades, en los cuales ejercen la autoridad con anuencia del gobierno
títere. En estos territorios está prohibido el acceso a los demócratas.
En el campo actúan los “boliches” o guerrillas bolivarianas, formados
militarmente por las FARC. No lo inventamos. Está narrado en
publicaciones y reportajes de prensa.
Así, pues, los criminales están organizados militarmente para servir de
ejército de ocupación de Cuba en Venezuela. Cuentan hasta con una
brigada motorizada integrada por miles de delincuentes con motos. Son el
ejército cubano en territorio nacional. Tiene por misión enfrentar a la
FAN en caso de rebelión contra la ocupación cubana. La posibilidad de
esta rebelión no ha sido descartada porque no ha concluido el proceso de
adoctrinamiento y sometimiento de los militares. Aún quedan resabios
nacionalistas y democráticos. La otra misión es la de disuadir la
rebelión civil infundiendo el terror.
El aforismo: “ejército ocioso, ejército delincuente”, se cumple en este
caso. Ante el hecho de que la FAN y la MUD han aceptado el sometimiento a
Cuba y han reconocido al gobierno títere, las bandas criminales que
forman el ejército de ocupación están ociosas. En esta situación dan
rienda suelta a su estado natural de criminales. Y lo hacen porque se
saben sostén del gobierno títere, puesto que todo gobierno títere se
sostiene en el ejército de ocupación. Por ello todos los criminales se
sienten gobierno, actuando con impunidad.
En las bandas criminales, usándolas como ejército de ocupación, se
sostienen Cuba y su gobierno títere ante la pasividad de los militares.
Sólo con la liberación nacional se podrá desarmarlas y liquidarlas.
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