Agotamiento de reservas internacionales: violento deterioro en cuenta corriente
Una crisis en la balanza de pagos -cuenta corriente- se incuba, producida no solo por la caída en los precios del petróleo, sino por una ineficiente e inapropiado asignación de recursos generados por el ingreso petrolero representado en una monumental expansión fiscal montada sobre los mecanismos redistributivos del llamado gasto social; por adquisición de activos (estatificació n, nacionalizació n, compra de armas) por parte del gobierno y el Estado dentro y fuera de Venezuela; en inversiones fallidas ejecutadas a cuenta del gasto público sin consideraciones de controlabilidad institucional, dado el desbalance entre los poderes públicos que operan mas por códigos ideológica que por consideraciones económicas en relación a la administració n de fondos públicos; en los flujos de asistencia y ayuda financiera y económica a países en la región, como en otros mercados (USA, GB, por ejemplo), en subsidios a los precios de combustibles; en el peso fiscal de una deuda pública contingente pendiente entre otro de juicios y arreglos por ruptura unilateral de contratos y convenios económicos. A ello se agrega el descalabro en las empresas básicas y el deterioro en la capacidad productiva de PDVSA que afecta seriamente su flujo de caja para administrar una enorme deuda y un angustiosa situación financiera (y económica) puesta en evidencia en la solicitud de renegociación de contratos con empresas contratistas, unido al proceso de descapitalizació n dad por caída de la inversión dado el peso fiscal puesto sobre PDVSA que la obliga a actuar como agente fiscal supletorio del gobierno. Por otro lado, leyes, decretos y una política cambiaria suicida de sostener un control de cambio y una tasa fija de cambio, se han unido a unido a la violencia revolucionaria para la destrucción del capitalismo y construcción del socialismo, proceso costoso por cierto, ha causado fuerte desinversión y desacumulació n en el sector privado de la economía nacional y caída del valor agregado nacional, con lo cual se incrementa la dependencia de la economía de la balanza de pagos y del ingreso petrolero, todo lo cual junto a la expansión fiscal produjo un boom importador, propio de los booms petroleros, pero esta vez contracorriente e insostenible a todo evento por la descapitalizació n del sector privado. En conjunto, todos esos factores mencionados colocan un peso sobre la balanza de pagos que en las circunstancias actuales prefiguran una real crisis cuyo impacto inicial lo vemos en el derrumbe de las reservas internacionales, en un 30 % en el primer trimestre del año, paralelo a una economía que ya entra en un angustioso proceso de contracción. El “setting” es conocido y aparece como un remake de historias económicas recientes en las últimas décadas precedidas de un boom petrolero. En estas condiciones, el llamado “blindaje económico y financiero del socialismo”, y lo hemos acotado varias veces, termino en otro una parafernalia de fuegos artificiales, destinado a objetivos políticos de corto plazo, y en un fiasco que se convirtió en profecía auto-cumplida tanto del gobierno como de la mayoría de los venezolanos que se acostaban cada noche encomendados a María Lianza para que el Presidente tuviera razón, y que fuese cierto el tal blindaje. Pero no fue así, el torniquete en CADIVI y la volada del mercado permuta, la presión inflacionaria, la escasez de bienes servicios, además de la recomposición del Presupuesto en un colosal endeudamiento, cuyo servicio luce insostenible bajo argumentos racionales económicos y financieros son apenas los fenómenos más visibles de que la economía ha comenzado a caminar por senderos peligrosos que afectan sobremanera su solvencia financiera
Al gobierno no le queda otra que ir al FMI, por asistencia financiera, aunque sea una anatema político, es un derecho de cada país signatario, y todo se prefigura como la única alternativa para resolver mas llevaderamente la crisis en la balanza de pagos y la crisis fiscal, y detener el colosal endeudamiento de los solicitados 37 mil millones de bolívares -que eran fuertes y hoy son muy débiles- de un masivo endeudamiento que la Asamblea Nacional le aprobó al gobierno sin que mediara el juicio racional y lógico de relaciones económicas básicas. Cualquier análisis económico somero le hubiera indicado al gobierno que ese masivo endeudamiento -aunque pudiera ser un esquema para que el BCV adquiere esos bonos en última instancia- tiene un poderoso efecto contractivo sobre la economía, muele y derrite el ahorro interno, inmoviliza el sector financiero y destruye el crédito a los sectores productivos y con ello limita la demanda de empleo porque lo destruye, y que en todo caso, el orden lógico para recuperar la economía era recortar el gasto público y estimular la inversión privada, y no lo induce el masivo endeudamiento, un brutal “crawding out físico” que fulminara el aparato productivo. Pero como, decía mu abuela, los comunistas no cosen puntada sin dedal, es probable que la agenda anticapitalista de destrucción de la empresa haya generado este desangramiento económico que trae inflación de dos dígitos medios, devaluación de la tasa de cambio a niveles ya muy superiores a la apuesta del 30% que se pensaba era la devaluación hacia principios de años, y una contracción de la economía con el correspondiente crecimiento del desempleo. A quien culpar entonces ¿?. A los precios del petróleo ¿Pues no el gobierno debe asumir las consecuencias políticas por haber derrochado toda una fortuna de ingreso fiscal petrolero sin control ni contrabalance, de una degradación del gasto púbico y de los ingresos petroleros, de malbaratar y gastar irresponsablemente a toda discreción. Parte de la culpa debe ir a la Asamblea Nacional por abandonarse como cuerpo contrabalance del gobierno y por haberle aprobado el desgaste del ese enorme volumen de ingreso petrolero
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