La cola me nutre
Las colas kilométricas que suelen adornar las puertas de los Mercales y Pdvales no son consecuencia de la escasez de los alimentos en las bodegas y mercados comunes y corrientes donde antes se encontraba de todo, ni de que las amas de casa estén ávidas de ofertas frente al encarecimiento en más de 43% de la comida en el último año. Las colas, o la generación de colas, son el resultado de una sesuda estrategia emprendida por el gobierno nacional para abrir un espacio de reflexión e interacción ciudadana en la atareada vida de los venezolanos.
¿Cuántas pendejadas no piensan y discuten los ciudadanos mientras se calan dos o veinte horas de cola para sacar el pasaporte, para tomar el metro, para cobrar las becas, para moverse de un lado a otro de la ciudad? ¿Cuántos nuevos amigos no ha conocido usted mientras invierte un día entero de su vida en una de estas colas? ¿No es lindo saber que, a pesar de la polarización, todos los venezolanos compartimos la misma calentera por la ineficacia que gobierna al país.
¡Qué ambiente!
Para los funcionarios de la Comisión de Ambiente de la Gobernación de Miranda, piso 3 del edificio Faesa 2, ubicado en la Carretera Panamericana, ejecutar sus necesidades es una tortura. Al parecer, los propietarios del inmueble tienen cortado el suministro de agua, y tampoco funciona el ascensor. En esa situación ya llevan tres meses, y los empleados de dicha comisión deben cruzar la Panamericana, ingresar a Galerías Las Américas y cumplir con su mandato fisiológico. ¿Será porque no les mandan el dinero del situado?
Loco por Alí
El caso del presidente del Metro de Caracas, Claudio Farías, es un asunto de salud nacional. Viejo militante del “chavismo duro” y mano derecha del ex ¿gobernador? Diosdado Cabello en Miranda, ingresó a Cametro como trabajador y, gracias a Diosdado, llegó a la Gerencia de Servicios en el mandato de Marisela Estrada, la presidenta a quien Chávez destituyó por presuntas irregularidades. Cuentan que fue Farías quien desató desde la Gerencia Corporativa de Logística la “limpieza ideológica” contra trabajadores escuálidos, y ahora es quien mantiene las posiciones más duras contra los reclamos laborales. Lo peor es que desde que llegó a la presidencia dio la orden de que la única música que se escuche en todas estaciones del Metro, las 18 horas de operación, es la de Alí Primera, de quien es su más ferviente admirador.
Operación olla adentro
Ocurrió la semana pasada que un grupo de recaudadores de impuestos del Seniat supervisó varios restaurantes ubicados en Las Mercedes y para hacer mejor su trabajo se hicieron acompañar de 10 Guardias Nacionales en el operativo. (Ya imaginará el lector que, si para cerrar restaurante se necesitan 10 GN, ¿cuántos se necesitarán para evitar un secuestro?). Si los cobradores en cuestión veían que algo olía medio mal –algún salto de número en una factura o que alguna impresora fiscal se había quedado sin cartucho–, penalizaban a los dueños del local con 72 horas de cierre y con una multa equivalente a 500 unidades tributarias (nada más y nada menos que 27.500 bolívares de los pa peaos). De paso, no perdían el chance de pedir un sobornito ahí “para el café”. En la evidencia está que, más que recaudadores de impuestos, estos funcionarios del Seniat parecen cobradores de vacunas.
Diario Tal Cual
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