No soy experta en ópera, pero algo he logrado aprender. Hay una en particular que me fascina: “Turandot” del excelso Giacomo Puccini. En esa ópera, un aria en su acto final es un llamado: “Nessun dorma”.
Nessun dorma. Que nadie duerma. Hay que dormir con un ojo abierto. Dormir en estado de alerta. El gobierno de Chávez está haciendo aguas. Y por eso vemos la avalancha de disparates. Pasó lo que tenía que pasar. El populismo feroz no logra solucionar la dolorosa situación de la gente. El gobierno miente, con desparpajo, con indecente descaro. Cualquiera que vaya al mercado con alguna regularidad sabe que la inflación nos está comiendo vivos (bueno, a “algunos”, porque a los boligarcas, con sus guacales de plata robada, ni les moja el atroz aumento del costo de la vida). El precio del barril no repunta, ni repuntará, poniendo de bulto que lo que hizo subir el precio del barril no fue, como tanto cacarearon, la política petrolera de Chávez.
Diez años, y a la revolución el pueblo no le ve el queso a la tostada. La gente ve ya lo que antes por dolor no conseguía ver: que se robaron la tostada y el queso. Que los próceres revolucionarios, los Barreto, los Diosdado, los Papi-Papi, los Di Martino, esos, los que prometieron al país el mar de la felicidad, como pirañas se devoraron lo que había.
Nessun dorma. Que nadie duerma. Que nadie calle. Hay que protestar y apoyar a los protestantes, aunque sea en cosas que quizás sintamos que no son asunto nuestro. Porque sí lo son. La gente que protesta por el estado miserable de las escuelas y los hospitales tiene razón. Quienes se quejan de la estafa en el tema de las viviendas que se prometieron y no se construyeron, tiene razón. Los que gritan por la indignidad de las cárceles, tienen razón. Los que exigen del gobierno soluciones al problema de la inseguridad, tienen razón. Los que pegan alaridos por un sistema que ha tornado a los espacios de las leyes y la justicia en la más nauseabunda podredumbre, tienen razón. Todos tienen razón. Todos tenemos razón. Este gobierno agarró un país adolorido y atribulado y lo convirtió en un prostíbulo de la más baja ralea. Y nos obligó a vivir en ese burdel.
Nessun dorma. Que nadie duerma. Que nadie se rinda. Que nadie se arrodille. Hay hay que gritar, hay que protestar. Todos los días. Hay repletar el espacio no de llantos sino de quejas. El régimen se desmorona. Haz peso. Nessun dorma.
Concejal El Hatillo - UNT
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