Miami, Florida.- Tal y como hiciera entre finales del 2001 y principios de 2002 cuando generó una crisis de manera artificial en la industria petrolera venezolana al cambiar, a propósito y cuatro veces, la junta directiva de PDVSA para desafiar con ello el espíritu corporativo y meritocrático de esa empresa y buscar así la reacción de los empleados y gerentes, como sucedió, para así tener de esta manera “el justificativo” para aniquilarlos laboralmente, en estos momentos de la historia contemporánea venezolana el Teniente Coronel (r) está generando una nueva crisis a nivel macro, que desafía la dignidad de los venezolanos y que está buscando la reacción de la población manifestada en un estallido social, tal y como sucedió el 27 y 28 de febrero de 1989, a objeto de crear un estado de excepción para exterminar con sus grupos violentos paramilitares y milicia popular bolivariana, a gran parte de la oposición.
Es por ello que recientemente, el innombrable públicamente le ha dicho a la punta de lanza de los grupos asesinos del chavismo, el Frente Francisco de Miranda, con unos 30.000 hombres entrenados en Cuba, que “la historia los absolverá”. ¿Los absolverá de qué? De la operación de exterminio que pretende llevar a cabo una vez iniciado el estallido social que prepara.
¿Cómo contrarrestar las pretensiones asesinas y genocidas del terrorista de Miraflores? No cayendo en su trampa, y tomando la ofensiva en vez de reaccionar ante la crisis artificial que está creando. ¿Y cómo tomar la ofensiva? Organizando a la sociedad para protestar de manera noviolenta, lo cual implica no reaccionar ante las provocaciones del maligno tirano, sino tomar la ofensiva de manera noviolenta, con protestas controladas, al unísono, en múltiples focos, y de duración indefinida, a objeto de desgastar al régimen y provocar su implosión.
¿Y cómo tomar la ofensiva de manera noviolenta? Por medio de los grupos ya organizados de resistencia y desobediencia, ya coordinados a nivel nacional, que son la punta de lanza de la resistencia, quienes iniciarán la ofensiva noviolenta de desafío antes de que el pueblo estalle. Y luego de esto, que la población realice protestas de no confrontación al régimen dentro de su área de residencia (guarimbas), para salir a llamar la atención del régimen y replegarse a sus guaridas (casas) cuando las fuerzas de seguridad del estado o los grupos armados del chavismo se presenten. Es una operación de desgaste al régimen, de desafío y de ofensiva noviolenta, realizada de manera consciente por la población civil, y no de manera irracional mediante un estallido como desea el innombrable, a fin de desgastar y hacerle perder la paciencia al régimen asesino, ávido de violencia y sangre, lo cual a su vez provocará una mayor represión del régimen, que estará entonces acompañada de la acción de nuestros aliados dentro de la Fuerza Armada Nacional, quienes han esperado estoicamente este momento para acompañar a su pueblo y lograr la implosión del régimen.
En la guerra, sea esta violenta o noviolenta, la ventaja la lleva aquel que inicia la ofensiva. Es por ello que los grupos organizados de la resistencia venezolana, a sabiendas de estos principios, junto con la población que se haya organizado en sus cuadras y edificios para la guarimba, son los únicos que pueden revertir ese plan macabro de exterminio del chavismo
Muchos criticaran lo que aquí se dice, con el argumento de “no se le puede decir al enemigo lo que piensas hacer”. Lo que pasa es que ese argumento solo le hace el juego al régimen, ya que en la lucha noviolenta, no hay nada que ocultar. Y es que si no se escribe, ¿Cómo se enterará la población acerca del camino a seguir ante el régimen que tenemos?
Pensar a estas alturas en salidas electorales es un suicidio y una gran irresponsabilidad. La organización de la sociedad civil, amparada en los artículos 333 y 350 de la Constitución Nacional es la salida para tomar la ofensiva y lograr la victoria, porque ésta no la tiene asegurada quien tenga mayor capacidad de ejercer la violencia, sino quienes tengamos mayor capacidad de desafiar y resistir.
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