3/8/09

La letal Cruzada de Chávez


Toda persona con sensibilidad social y sólidos principios morales está obligada a adversar el siniestro principio de Las Cruzadas. Éstas recuerdan demasiado la invocación de sus ductores en La Edad Media cual era implantar por la fuerza prejuicios de enormes dimensiones. So pretexto de garantizar la salvación del mundo trató de imponerse una fe propia de manera absoluta. Entonces la línea de separación entre conversión y opresión se tornó terriblemente difusa. Siempre hay efugios para la opresión y no en último lugar para la conversión.

Los chavistas radicales, encabezados por el jefe, prendados por el fundamento de Las Cruzadas, están convencidos que la conversión a su revolución no es posible sin la opresión. El más terrible ejemplo de este juicio totalitario que desecha nuestra realidad social es la cruzada emprendida contra la educación formal. La reforma de La Ley de Educación, de aprobarse, se cimienta en un formato arbitrario de pensamiento excluyente. Nadie puede estar en desacuerdo con el incremento de la matricula escolar ni con las mejoras del sistema. Evidentemente no es eso lo que se busca con esta ley sino un solo modelo de estudiante tipo robot.

Lo mismo está ocurriendo con las redes de comunicación e información conducidas por particulares. La Cruzada emprendida por el ministro Cabello, por mandato del autócrata, contra casi todas las emisoras radioeléctricas privadas, tiene el firme propósito de alejar la disidencia a cualquier costo y reiterar un concluyente esquema sociopolítico de criterio único. Poco interesa las bondades de la comunicación moderna y su trascendencia didáctica; lo que importa es el control.

Al parecer el síndrome de esta Cruzada retorcida trasciende la retórica indolente dentro del país y, con el dinero de los venezolanos, Chávez se esfuerza por exportarla a países profundamente empobrecidos. Nicaragua, Bolivia y Ecuador están por ahora en salmuera. Poco le importa que en esas naciones, donde tiene la intención de despachar su "know-how", sucedan contingencias y catástrofes sociopolíticas similares a las de Honduras. Lo trascendente es forjar su voraz proyecto.

La holgazanería no conduce más que a la decadencia. Exportar cruzadas arruinadoras, como la de Cuba, a otros pueblos equivale a resucitar los vestigios de una semiótica medieval. Los expertos en analizar los estándares de vida sostienen que la forma más expedita de elevarlos es desarrollando, preferiblemente con la lentitud requerida, bases institucionales sólidas que viabilicen los cambios requeridos. Las Cruzadas, por el contrario, se fundamentan en la devastación total para imponer en las masas concepciones entremetidas desviadas del trabajo y contrarias a la erudición local.

Las experiencias de Las Cruzadas nacientes en el siglo XX como la soviética y cubana no dejan duda de su poder demoledor. Los rusos soportaron el yugo opresor durante más de medio siglo y ahora, con enorme esfuerzo y elevados costos, han reiniciado el despegue hacia el verdadero desarrollo industrial, comercial y tecnológico. De allí su influjo en buena parte del escenario sociopolítico mundial. Entretanto el rezago cubano subsiste, luego de 50 años, al parecer en fase terminal, dentro de un escondrijo medieval sustentado por la testarudez de sus añosos cabecillas. En otras palabras, resistencia a la Democracia.


Volviendo a nuestro país. La intención oficialista de echar abajo el juicio republicano se intensifica ante la caída del apoyo popular al régimen y, sobre todo, a su ductor. Señalaba el dramaturgo irlandés, George Bernard Shaw, que las Constituciones fueron creadas para impedir la dictadura política. Los revolucionarios chavistas entendieron mal y creen en una sociedad en la que cada jefe político es un dictador. ¡Claro!, Las Cruzadas no están al tanto de Constituciones.

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