Miguél Salazar: un irresponsable opina sobre la crisis eléctrica.

El periodista de incierta reputación, Miguél Salazar, “analiza” hoy la crisis eléctrica y dice lo siguiente:
“Hace bastante tiempo anunciamos que había una mano peluda manejando la política energética en el campo de la electricidad con miras a apresurar la casi debacle eléctrica que vive el país. No hubo manera de que nos hicieran caso y miren ahora por donde vamos. Se justificarán bajo el manto de la incompetencia, pero aun así no podrán negar que es la crónica de una muerte anunciada. Ineficacia como germen de una conspiración. No hace falta ir muy allá para encontrar a los responsables”.
Para este “analista” la culpa del colapso eléctrico nacional la tiene “una mano peluda”, es decir, alguien o “alguienes” desconocidos, venidos de otro planeta. Todo es producto de una conspiración que, además, él ya había anunciado hace tiempo..
Este tipo de periodismo es irresponsable. Nunca podremos salir del atraso con esta clase de analistas. El colapso eléctrico es el resultado acumulado de años de falta de mantenimiento apropiado y de planes coherentes de expansión del servicio. Es el producto de la corrupción del sistema administrativo nacional. Por años Edelca ha generado electricidad para empresas y sectores del estado: Cadafe, las Eleoccidentes y orientes, los militares, que no le pagan, o le pagan tarde y en bolivares, mientras que Edelca construye sus represas en dólares. Eso es imposible de sostener.
Salazar no tiene mejor idea que la de hablar de “una mano peluda” y, además, dice que la mano está cerca y que es fácil de identificar. Y por qué no lo hace? Este tipo no solo es pomposo y hablador de paja sino cobarde. Además, tiene su corazoncito chavista desde que Chávez intercedió por un familiar que había sido apresado por el ejército de Colombia.
Diez años de ineptitud, derroche y corrupción. Nada de mano peluda. Para ser enteramente objetivo, el despelote eléctrico ya había comenzado antes de la aparición del paracaidista. Después de su llegada se aceleró y empeoró, gracias a la grotesca sargentada que maneja el país.

Gustavo Coronel