Alberto Rodríguez Barrera
Tras más de una década afrontando los vientos de la tragedia que golpea salvajemente el quehacer nacional, debemos devolverle la objetividad al pueblo. Debemos aplicar objetividad a quienes mantienen como tesis la necesidad imperiosa de que el chavismo se haga la representación única de la vida política venezolana, y para que no prevalezca más allá de Chávez. La intención que obliga a comulgar con sus principios de continuismo es otra muestra de la incapacidad para adaptarse a la realidad política del mundo.
Los intentos de inscribir al chavismo en una solución democrática representan la última pirueta de un régimen capaz de acomodarse a cualquier tipo de cambio, porque carece de filosofía propia y sólo se apoya en el mesianismo representado por un solo hombre. La presentación objetiva de este cuadro decadente requiere de puntos de objetividad puntual en el que todos los venezolanos podamos coincidir.
Ante las redes de limitaciones y expropiaciones que lanza el chavismo desaforadamente, con sistemas y métodos totalitarios, la labor positiva de información debe colocarse por encima de las ingentes sumas de recursos invertidos por el chavismo con fines propagandísticos, desorientando a la opinión pública y comprando a sus manipuladores. No necesitamos de tantas pequeñas muertes, de efectos circences, en las horas difíciles, decisivas y trascendentales que se avecinan a nuestro país.
Es hora de la sinceridad, de la honestidad y del amor por Venezuela, cuyo dolor, inquietud y angustia debemos compartir, no con una fracción partidista o corriente ideológica determinada, sino con 27 millones de venezolanos, incluyendo a los chavistas engañados y de buena fe; porque todos debemos ser noblemente solidarios ante el desarrollo del drama venezolano; porque para los hombres de sensibilidad humana y social, la causa de la libertad es una e indivisible, siendo cuestión secundaria el escenario donde se debata.
La misión es para deshacer entuertos y clarificar la comprensión del crítico problema en el que se debate nuestro pueblo desde hace 11 años, sin menoscabar los méritos y respeto a que son acreedorers luchadores, periodistas, profesionales, políticos e intelectuales, trabajadores y obreros, escritores y artistas, universitarios, militares, empresarios, venezolanos y extranjeros, dentro y fuera de país, que han hecho su parte hasta voltear la torta del apoyo colectivo, y a quienes les exigimos más y mejor.
Más, porque se trata de mantener la conciencia sobre la realidad venezolana y de socavar la omnímoda prepotencia del régimen. Más, porque sin ellos -incluyendo héroes, mártires y anónimos- no podríamos hoy considerar como una realidad inevitable, como una esperanza cierta, el próximo derrumbe y desplome de esta dictadura de disfraces, de grupúsculos que buscan salvar sus responsabilidades, futuro e intereses, buscando fórmulas para lograr un rescate del régimen. Intento vano porque ya ha demostrado hasta la saciedad su anquilosis.
Y no existen taumaturgos que puedan resucitar cadáveres. Es tarde ya, porque la fe y la confianza popular han sido defraudadas hasta el ultimo extremo: la terquedad, la soberbia, la ambición personal, la corrupción y la ineptitud han consumido e incinerado hasta las últimas briznas. La paciencia y la credibilidad públicas no tienen Ave Fénix capaz de permitirles levantar el vuelo.
La evolución sólo puede ser aplicada y operante sobre ideas y principios, regímens y sistemas con un mínimo de vitalidad y contenido real, y el chavismo se ha quedado convertido en un sistema inorgánico de vanas entelequias contradictorias, utilizadas arbitrariamente en beneficio personalista de reducidos grupos y sectores. Es un cadáver insepulto cuyo velorio está en marcha, y no por mucho tiempo.
El problema actual, urgente y delicado, es cómo enterrar cuanto antes ese cadáver, evitando estériles derramamientos de sangre, el caos, el imperio de odios, resentimientos y venganzas, la pugna despiadada y ambiciosa por el vacío de influencia en el poder y el derrumbe de la economía venezolana.
De qué manera apresurar el sepelio del chavismo y con qué substituirlo, son temas con lagunas, pero con suficientes argumentos convincentes que poco se encuentran publicados. Puede vislumbrarse nítidamente un sistema racional de ideas y orientaciones para establecer la estrategia política que los objetivos apuntados exigent, con realismo y criterio functional práctico. Ha llegado la fecha para ello.
Las condiciones y factores que rodean al chavismo interna y externamente, los elementos endógenos y exógenos al mismo, la situación nacional e internacional… Es mucho lo que ha evolucionado y cambiado decisivamente en 11 años. Eso nos toca ahora analizar y difundir. Resumidamente y por partes, para quienes no gustan de leer mucho…
No hay comentarios:
Publicar un comentario