El 24 de junio de 1821 fue la batalla de Carabobo. Las fuerzas independentistas, comandadas por Simón Bolívar, se habían concentrado en San Carlos luego de viajar desde Apure, Mérida y Maracaibo, en cumplimiento de un plan maestro trazado por el
joven general Antonio José de Sucre y modificado parcialmente por el propio Bolívar. En Taguanes, campo vecino a Tinaquillo, el general Bolívar pasó revista a sus tropas y, con las primeras luces, el Ejército Libertador emprendió su ordenada marcha hacia el Campo de Carabobo, en donde aguardaban en formación defensiva las fuerzas españolas. Bolívar, desde una colina, vio cómo estaban formados los españoles, cuyo comandante, La Torre, había sustituido unos meses antes al general Morillo, que había cargado por varios años sobre sus hombros la defensa de España en aquella guerra que empezó como contienda civil y terminó como guerra entre naciones. Ordenó Bolívar que las fuerzas independistas, especialmente la llamada Legión Británica, rebasaran por la izquierda a los españoles por un camino llamado la Pica de La Culebra, y la batalla, que fue un triunfo definitivo de los americanos sobre los españoles, se desarrolló en pocas horas. Al final, los españoles huyeron hacia Puerto Cabello, perseguidos por los americanos, cuyos infantes montaron en las grupas de los caballos, pero debieron detenerse ya cerca de Valencia cuando una tormenta derramó sobre ellos cataratas que dificultaron aquella cabalgata y salvaron a los españoles de convertirse en prisioneros o en muertos. Habían peleado los independentistas, los patriotas, los americanos, como valientes, para enfrentar a los españoles, que también demostraron su valentía en aquella batalla que selló la independencia de la sección de la Gran Colombia que se llama Venezuela.
El 24 de junio de 2010 el gobierno anuncia que no habrá desfile militar en Carabobo. Los cubanos, que son los que mandan en las fuerzas armadas venezolanas, así lo decidieron porque el “comandante en jefe” de las paupérrimas fuerzas armadas de la actual Venezuela, un teniente coronel golpista que ha probado su cobardía en varios escenarios, tiene miedo de un atentado. Los actuales miembros de esas paupérrimas fuerzas armadas, que sólo han tenido que enfrentarse a las amas de casa en los mercados y hasta por ellas han sido derrotados, y que permitieron que Cuba, un país extranjero, los infiltre hasta dominarlos, no han probado otra cosa que su cobardía, al permitir que un grupito de resentidos, trasnochados e incompetentes, aplaste el porvenir de Venezuela. No se necesita explicar nada. Aquellos valientes que ganaron la batalla de Carabobo no tienen relación alguna con estos cobardes vestidos de verde oliva que pierden todas las batallas. En especial la de la dignidad nacional.
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