La Presidente argentina no pierde oportunidad para expresar cuanto le preocupan los pobres y cuanto hace por ellos. Pero tampoco pierde oportunidad de realizar estrafalarios gastos, como el alquiler de un jet privado (despreciando su avión presidencial) a un costo que supera los US$ 500.000. Considerando que estos gastos salen de los impuestos que son pagados por todos pero trasladados, vía aumento de precios y otras formas, hacia abajo, podría decirse que lo que gasta en lujos sale de la boca de los niños que se mueren de hambre. Luego, dicen que es inmoral no pagar las cargas fiscales, cuando mucho más inmoral es el modo en que gastan.
El teniente-coronel Chávez, quien se hizo notorio cuando intentó un golpe, luego usó el sistema democrático para adueñarse del poder y, claro, de su boca salían alabanzas a la democracia: las cosas que dijo sobre los "golpistas" cuando lo de Zelaya, en Honduras, o lo de Correa, en Ecuador. Así que, cuando el general Henry Rangel Silva dijo que la Fuerza Armada no aceptaría que gane la oposición, era de esperar que un "demócrata" como Chávez le pidiera la renuncia y le iniciara un expediente. Pero no, por el contrario, antes ya había advertido que si la oposición lograra obtener el poder, él no tendría cómo contener una revolución violenta. Lo que deja en claro que, verdaderamente, es un dictador sin más ni más.
En una entrevista concedida al diario The Times con motivo de la publicación de sus memorias, "Decision Points", el ex presidente George W. Bush justificó las torturas, como el "submarino", a prisioneros al considerar que fueron morales, legales y eficaces. Da la impresión de que ha estado viendo demasiadas películas del Agente 007. Y, definitivamente, tiene una pésima idea de lo que es la moral.
En fin, podríamos llenar páginas hasta el infinito con las mentiras de los políticos. Pero para ellos es solo un arma que creen necesaria, lo increíble es que algunas personas les crean, gracias a tanta propaganda masiva que constituye un verdadero lavado de cerebro. Como cuando las señoras mojigatas se quejan de que la televisión "promueve la violencia", pero luego envían a sus niños a escuelas públicas donde les enseñan (les lavan el cerebro) que sangrientos generales son "héroes de la independencia" a los que hay que imitar. Demás está decir que países muy progresistas, como Canadá y Australia, se independizaron sin matar a persona alguna.
Ese avión partió con la Presidente argentina a Seúl para la reunión del G-20. Allí discutieron (inútilmente y a un costo altísimo) la "Guerra de divisas" entre los países, básicamente EEUU y China, que buscan que sus monedas pierdan valor para "aumentar las exportaciones y estimular la economía". Como solución para todo este descalabro financiero y monetario, el titular del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, en las vísperas de la reunión del G-20, en un artículo que publicó el Financial Times, propuso un sistema en el que deberían estar el dólar, el euro, el yen, la libra y el yuan chino, utilizando al oro (que mantiene una escalada alcista y ya superó los US$ 1.400 la onza) como punto de referencia internacional. Una especie de vuelta al patrón oro que los "progresistas" consideran demasiado rígido, lo que podría afectar negativamente al crecimiento.
La conferencia de Bretton Woods realizada en 1945 sobre los escombros de la Segunda Guerra Mundial, donde se creó el FMI y el BM, estableció originalmente un sistema gestionado por el FMI, basado en tipos de cambio fijos aunque ajustables vinculados al oro, fijando en US$ 35 el valor de la onza, referencia para la paridad de todas las monedas, lo que daba cierta previsibilidad. El conservador Richard Nixon, terminó con toda convertibilidad en 1971, lo que llevó al resto de las monedas a flotar contra la divisa norteamericana y demostró que es mentira el que el patrón oro sea de derechas. Tienen razón los "progresistas" en que el sistema era demasiado rígido, pero la rigidez no viene por atarse al metal precioso que, en todo caso, ataba las manos del gasto estatal, la rigidez para el mercado proviene del curso forzoso de la moneda que, de no existir, permitiría que existieran todas las monedas que el mercado naturalmente decidiera producir y utilizarlas del modo más necesario y eficiente.
Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
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