Además de la columna vertebral del discurso del Liberalismo Siglo XXI, compartido por el liberalismo clásico, que la integran la libertad y la propiedad privada, que junto con el derecho a la vida no son enajenables, la definición política del Liberalismo Siglo XXI se sustenta en estas cuatro premisas: Individuo, democracia, humanismo y libertad plena circunscrita al respeto a los derechos humanos, pero con racionalidad social.
Los intereses masificantes han logrado que el individualismo sea confundido con el egoísmo y el hedonismo, sin considerar el inmenso aporte del talento individual a la supervivencia de la masa. El individuo, como tal se reconoce porque, además de sujeto de derechos, lo es de deberes, de responsabilidades – debe responder por las consecuencias de sus actos – es decir es ciudadano.
En el Liberalismo Siglo XXI no existe masa sino “sociedad”, conformada por individuos provistos de especificidades productivas al servicio del progreso particular y por ende colectivo.
El humanismo en el Liberalismo Siglo XXI
Es humanismo el progreso imbricado al desarrollo del individuo. porque es el hombre-individuo, con sus destrezas y talentos, quien debe construir su futuro, explotando al máximo su locus de control interno, porque la culpa de su miseria no es verdad que sea de Dios, del color de su piel, del gobierno, de la suerte o del imperialismo yanqui. Y ese futuro tiene que estar consustanciado con el de los demás, porque no es posible el progreso individual dentro de una comunidad depauperada.
Así que el Liberalismo Siglo XXI es una propuesta política sustentada en el humanismo, que propugna el progreso de la sociedad por el desarrollo de las capacidades productivas del individuo. Y así, cuando decimos que la patria es la gente estamos hablamos de la patria en su definición de pueblo, enfatizando nuestra visión humanista que eleva la dignidad de la patria en la medida en que se dimensione la dignidad de su gente por el estudio, el trabajo y la responsabilidad. Tenemos el deber de exigir que aprenda a pescar al que pueda hacerlo sin abandonar a los que no puedan aprender a pescar. A la larga todos habrán aprendido a pescar, y saber pescar y aprovechar la rentabilidad del esfuerzo será un orgullo nacional,
Democracia liberal
Para el Liberalismo Siglo XXI, la democracia liberal es el medio de lograr el desarrollo pleno de la sociedad en libertad y eso significa que la cosmovisión de país debe ser indeclinable política de Estado. Con la educación política de las mayorías imperará la razón en sus decisiones electivas y no las emociones.
Porque así como el comunismo educa para la esclavitud y el parasitismo social, el Liberalismo Siglo XXI debe educar para la libertad con racionalidad social. Pero para ello es imperativo que la sociedad, en su defecto actual, la masa, introyecte que la democracia es un pacto político para evitar la tiranía, y que son los gobiernos en democracia, elegidos por la masa, los que son ineficientes o corruptos. No es culpa de la democracia liberal – no existe otra - el sufrimiento del pueblo, sino décadas de gobiernos populistas y demagogos - en los últimos cincuenta y tres años todos los gobiernos venezolanos fueron socialistas.
Pragmatismo vs eficacia
El ejercicio de la política se ha impregnado de un pragmatismo y un utilitarismo exagerados, en los que “el valor ético de la conducta está determinado por el carácter práctico de sus resultados”. Lo que traduce el viejo cinismo que justifica los medios por el logro del fin. El Liberalismo siglo XXI, sin poses románticas, con los pies bien afincados en la realidad, prefiere hablar de eficacia política, definida como logros efectivos por medios éticos. Combatir la pobreza sin prostituir al pobre, sin convertirlo en un perchero para colgar franelas coloradas a cambio de un mendrugo, que ni le quita el hambre ni le resuelve su condición desvalida. Sigue.
Rafael Marrón González
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