Alcasa, la empresa pionera del aluminio en Guayana, va de mal en peor. Se acerca vertiginosamente al punto de no retorno si no se toman de manera urgente las decisiones del gobierno y gerencia adecuadas para mantenerla a flote. Un rápido vistazo a su desempeño en lo que va de año nos indica que la estatal está a punto de cruzar el punto crítico, lo cual puede percibirse con claridad en los numeritos. Veamos: línea III tiene una capacidad instalada de 180 celdas y línea lV 216 celdas. Para un total de 396. Pero de ese gran total apenas 175 celdas están operativas realmente. O sea, más del 50% fuera de servicio. Esto determina la caída al piso de la producción real de la compañía y si a esto sumamos que la calidad del metal está en el orden de entre 60 y 70 por ciento, pudiéramos decir que prácticamente están produciendo chatarra.
Esto es muy grave para una factoría como Alcasa, que ni en sus peores momentos llegó a presentar un deterioro tan marcado. Y pienso que esto debe generar un malestar de vergüenza entre sus trabajadores ya que se pudiera pensar que esta debacle de la empresa se debe a ellos. Y no es así. La responsabilidad es única y totalmente de Hugo Chávez y su mal llamada revolución.
La desgracia de Alcasa es que fue convertida en laboratorio del gobierno para ensayar todas las loqueras que se les ha ocurrido en su camino al socialismo. Han ensayado con cooperativismo, con cogestión, con EPS, con control obrero, etc. Han improvisado directivos de la empresa que han hecho de ella un desastre, cada uno de ellos con sus negocios particulares y sus corruptelas de por medio. Carlos Lanz, ex guerrillero, ninguna experiencia gerencial y mucho menos conocimiento del sector aluminio. Otro fue César Aguilar, un sparring de boxeo que por los golpes recibidos debía tener el coco fundido y ahora el actual designado Elio Sayago, despistado, desorganizado, no lo quiere nadie en la estatal, sin saber qué hacer, con una cara e’ loco impresionante, que lo primero que hizo fue cancharse ridículamente un uniforme militar en una clara acción de jalabolismo político. Sayago hoy es un presidente simbólico. El sindicato controlado por sus propios compañeros de partido no le permite el acceso a la empresa, lo que lo convierte en el hazmerreír. Un presidente de comiquita. Sólo por eso debe estar fuera de esa gerencia. Elio Sayago se ha gastado 200 millones de los viejos en viáticos. Paga prestaciones sólo a sus allegados mientras otros empleados que tienen tiempo esperando deben continuar haciendo la cola. Generó 746 horas de sobretiempo para su chofer, increíble. Señalan los trabajadores que recursos del Fondo Chino fueron desviados por Sayago y existe un informe de auditoría que así lo confirma. Negociación turbia con el acero desincorporado de las celdas. Adquisiciones poco transparentes en la compra de insumos y repuestos. En fin, estos son entre otros, parte de los desafueros que han generado un descontento enorme dentro de la empresa con la actual gerencia dirigida por Elio Sayago.
Un SOS para Alcasa
Recientemente se hizo público que se habían aprobado 403 millones de dólares para Alcasa. Esperemos que algún día lleguen. Esto permitiría echar adelante el plan de recuperación de la compañía con los nuevos proyectos aprobados para rehabilitarla. Pero mientras se avanza en la concreción de los nuevos proyectos para la planta se requieren con urgencia 96 millones de dólares para la compra de insumos y repuestos que le permita seguir operando mientras se avanza con las modificaciones de mayor grado. Podrá Chávez escuchar a los trabajadores alguna vez y asociarse de verdad al propósito de salvar estas empresas. O seguirá sencillamente hablando paja.
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