4/6/11

Sacrilegio : táctica de distracción

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La situa­ción está difí­cil para el actual gobierno vene­zo­lano. Des­pués de 12 años con los mayo­res ingre­sos petro­le­ros que haya cono­cido Vene­zuela, la eco­no­mía del país está que­brada por obra y gra­cia de una pésima admi­nis­tra­ción, una corrup­ción galo­pante y la más aguda inca­pa­ci­dad gerencial.

http://www.lahistoriaparalela.com.ar/umedia/images/Mercedes-Montero.jpgLos pro­ble­mas que azo­tan a la nación, que Chá­vez pro­me­tió resol­ver cuando ganó las Elec­cio­nes Pre­si­den­cia­les de 1998, se han agu­di­zado de tal forma que ya no hay manera de escon­der­los. Las cade­nas con las cua­les mediante el uso de un len­guaje y unos chis­tes pro­sai­cos, dis­traía a la nación, ya la gente las rechaza. Las pro­me­sas, a punta de incum­pli­miento por parte de quien pro­mete y su equipo, solo mue­ven a los nece­si­ta­dos con la espe­ranza de un “por si acaso” se cum­plen, que se hace cada vez más lejano y difuso. Mien­tras tanto los vene­zo­la­nos se enfren­tan cada día a los mis­mos pro­ble­mas que tie­nen desde hace años, ahora acre­cen­ta­dos al máximo. Des­pués de dos perío­dos pre­si­den­cia­les ya no hay excusa posi­ble, lo que hay es una olla de pre­sión debida a la angus­tia y desilu­sión de una gran mayo­ría de la pobla­ción, que exige solu­cio­nes reales, sin crear nue­vos problemas.

Dada esta situa­ción, el gobierno recu­rre a tác­ti­cas de dis­trac­ción. 1) La culpa es del odiado “Impe­rio”, pero resulta que el impe­rio es el único que paga con dinero cons­tante y sonante, y, si de ver­dad el Depar­ta­mento de Estado se moles­tara y diera la orden de dejar de com­prar y pagar con­tra fac­tura, los pro­ble­mas para Vene­zuela serían muy serios. 2) Pro­vo­car una res­puesta patrio­tera por parte de los ciu­da­da­nos, que por cierto no han salido ha ras­garse las ves­ti­du­ras (Señal que no han mor­dido el anzuelo), más bien han sido los líde­res de ambos ban­dos lo que han salido con un dis­curso ridículo, al que la mayo­ría ha cri­ti­cado. 3) El sacri­le­gio, para que pro­vo­que un dis­gusto y enfren­ta­miento entre los ciu­da­da­nos, aspa­vien­tos, noti­cias alar­man­tes y escán­da­los. Con esos fines quie­nes actúan a escon­di­das se han dedi­cado a deca­pi­tar, des­tro­zar, pin­tar de rojo, aba­lear las imá­ge­nes de la Vir­gen en sus dife­ren­tes apa­ri­cio­nes en zonas occi­den­ta­les del país, inclu­yendo en la senda del sacri­le­gio la figura del Dr. José Gre­go­rio Her­nán­dez, el médico que los vene­zo­la­nos aspi­ran que algún día sea lle­vado a la santidad.

Quie­nes selec­cio­na­ron la tác­tica del sacri­le­gio se olvi­da­ron que el pue­blo vene­zo­lano aun­que irre­ve­rente es cris­tiano, y, tiene devo­ción real hacia las imá­ge­nes de la Vir­gen que repre­sen­tan a su región: a esas mis­mas en cuyo nom­bre se cele­bran ferias con una inmensa par­ti­ci­pa­ción popu­lar, la cual es esen­cial­mente una mani­fes­ta­ción de veneración.

Para los cató­li­cos, la Vir­gen no solo es la Madre de Dios, es la ima­gen que repre­senta a la MUJER (con mayús­cu­las), que es vene­rada. Es la repre­sen­ta­ción en un segundo escaño de la madre de carne y hueso, de cada uno de noso­tros. Esa misma madre que nunca nos falla y que al dejar de exis­tir siem­pre echa­re­mos de menos. Un hom­bre puede fal­tarle el res­peto a su mujer, puede lle­gar hasta gol­pearla, pero la madre de cada uno es su MADRE, su vieja, quien lo trajo al mundo. Por encima de esa madre sólo está la Virgen.

Quie­nes se encar­ga­ron de pin­tar de rojo a las Vír­ge­nes de Coro­moto, El Rosa­rio y Divina Pas­tora en los esta­dos de Lara y Yara­cuy, y ade­más deca­pi­ta­ron a la ima­gen de José Gre­go­rio Her­nán­dez, deja­ron bien claro su dis­cri­mi­na­ción, into­le­ran­cia y falta de principios.

A la ima­gen de la Divina Pas­tora le des­tro­za­ron sus ove­jas y le die­ron un tiro en la cara, que le entró por el pómulo y le salió por la nuca. Al cum­plir la orden de eje­cu­ción de este acto sacrí­lego, quie­nes die­ron la orden y quie­nes lo lle­va­ron a cabo, no está­ban aba­leando a la Vir­gen, aba­lea­ban a su pro­pia madre, demos­trado van­da­lismo, lo que son capa­ces de hacer, falta de res­peto y extremo abuso.

Si se hubie­ran dete­nido a pen­sar aun­que hubiera sido un momento, se habrían dado cuenta de su enorme tor­peza, al haber dejado en claro que ni den­tro de su cabeza, ni de su alma hay amor o res­peto alguno hacia la mujer como ser humano.

Tam­bién deja­ron en claro que no les impor­tan las tra­di­cio­nes, ni las creen­cias, ni los dere­chos, ni la natu­ra­leza, ni las cos­tum­bres, ni el sen­tir del pue­blo a cuya volun­tad ape­lan. Esa es la razón por la cual a sus adver­sas accio­nes no encon­tra­ron la vio­len­cia que bus­ca­ban desatar, sino todo lo con­tra­rio des­agra­vio y ado­ra­ción hacia la Vir­gen, mujer y madre de todos, y, el asen­ta­miento de una pro­funda des­con­fianza hacia aque­llos que come­tie­ron tal bajeza. Con­fianza en uste­des ¡Más nunca!

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