Mediante aviso público 7.485 emitido por la Oficina de Seguridad Internacional y No Proliferación del Departamento de Estado de los EEUU se han establecido por 2 años, a partir del 23 de mayo de 2011, medidas contra la Industria Militar Venezolana (CAVIM).
Venezuela mediante la suscripción de tratados internacionales se ha comprometido a no fabricar, tener, desarrollar o cooperar en la construcción de armas químicas y nucleares. La acusación de recibir o enviar materiales “de o para” Irán, Siria o Corea del Norte como señala el aviso emitido, debe preocupar a los venezolanos: 1) Por el riesgo de estar avanzando nuestro país en actividades no autorizadas por nuestra legislación. 2. Por estar contribuyendo el Estado venezolano para que Irán, Siria y Corea del Norte construyan equipos y tecnología de armas misilísticas, químicas y nucleares o de otro tipo con potencial de ser utilizados para el desarrollo de ADM, violando resoluciones de Naciones Unidas, que ha incluido a este club de países en observación, por prácticas internacionales contrarias a Derecho. 3) Por el de otras sanciones internacionales de las cuales podría ser objeto el país, a partir de demostrarse que Venezuela efectivamente ha incurrido como lo han hecho empresas y particulares bielorrusos, chinos, iraníes, norcoreanos o sirios, con quienes nos agrupan en el mencionado aviso público 7.485, en actividades que han sido cuestionadas por la Unión Europea y ONU, no sólo por EEUU.
La política de cooperación de Venezuela con Irán comienza claramente a apartarse de los principios de fortalecimiento de la soberanía e independencia nacional que avalaron en su oportunidad la orientación de acercarnos a ese país como parte de una de las áreas de interés geoestratégico, definidas en el Proyecto Simón Bolívar con tres objetivos: a) consolidar una alianza política integral emergente con base en los intereses comunes antiimperialistas; b) fomentar la creación de zonas de intercambio tecnológico para el fortalecimiento de la defensa nacional, y c) consolidar una postura común en los organismos internacionales.
En política internacional el enemigo de mi amigo no siempre debe ser mi enemigo, especialmente si el costo puede llegar a amenazar existencialmente los elementos constitutivos del Estado. Una revisión de la trama Irán-Venezuela amerita urgentemente una orientación nacional desapegada de los fines electorales de ambos bandos. La seguridad y defensa nacional así lo imponen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario