Luego de largos días de misterio finalmente el rumor se torno en realidad: el residente Hugo Chávez padece de cáncer. Su discurso de nueve minutos desde la Habana abre una vez más, diferentes interrogantes acerca del futuro de Venezuela. Futuro que, para aquellos que creemos que el régimen de Hugo Chávez ha socavado la democracia hasta el punto límite de su destrucción, debe caracterizarse de dos maneras:
1) el régimen chavista debe llegar a su fin, y
2) dicha salida tiene que ser pacífica.
Ahora bien, para que dicha salida pacífica ocurra, hay mucho trabajo por hacer. La oposición hoy más que nunca tiene que actuar de manera estratégica. El primer paso consiste en elaborar planes de contingencia para cada posible escenario, empezando ya.
Imaginemos algunos de ellos, como por ejemplo, en que el Presidente muera o resulte incapaz de seguir al frente del gobierno. En este caso, el Vicepresidente asumiría el poder cuanto antes. Podría hacerlo hasta terminar el mandato actual (2012), o adelantar las elecciones. En ambos casos, la salida del chavismo del poder se agilizaría. Los representantes de la oposición deberían estar preparados para un futuro que se ha convertido ahora en el presente. Dicha preparación debería contar de un plan electoral, un plan de transición y un plan de gobierno, los cuales serían implementados casi simultáneamente.
Otro posible escenario sería que Chávez logre enfrentar con éxito su enfermedad. Su regreso podría ser inmediato o no. De ser inmediato, los venezolanos deberán continuar la lucha con miras al 2012, pero con una realidad distinta y favorable pues Chávez no será el fuerte candidato que siempre ha sido. De no ser inmediato el regreso, la oposición debería exigir la asunción temporal del Vicepresidente.
Ahora bien. La gran diferencia práctica entre el chavismo y la oposición a lo largo de los últimos doce años ha sido la capacidad de organización del primer grupo. Durante este tiempo hemos visto día tras día como el régimen ha actuado, al menos en apariencia, de manera coordinada y organizada, logrando como resultado la permanencia en el poder. Solo cuando la oposición logró organizarse fue que pudo salir victoriosa electoralmente. Los ejemplos más claros son el movimiento estudiantil y las últimas elecciones legislativas.
Sin embargo, los últimos sucesos pueden haber cambiado esta situación: sea cual sea el escenario futuro que analicemos, hay algo común en todos ellos: la enfermedad de Chávez y los rumores que la rodearon han sembrado la incertidumbre dentro del chavismo. Las pujas por el poder no tardarán en salir a la luz. La situación probablemente se revierta: será el oficialismo quien mostrará división y desorganización.
Ante este nuevo esquema, analicemos brevemente el estado de la oposición.
La oportunidad esta dada justamente por este nuevo factor de desunión dentro del oficialismo. La principal debilidad consiste en la falta de capacidad organizativa y la dificultad de unirse detrás de un mismo mensaje y un mismo objetivo.
La principal amenaza es la polarización de la sociedad. Es por eso que todas las acciones deben estar dirigidas hacia la unidad. El peor escenario sería una salida no electoral, ya que probablemente desencadenaría en más polarización, violencia, e inseguridad en las calles.
El principal desafío consiste entonces en la correcta lectura de estos hechos. Las claves del éxito serán tres: 1) organización, 2) estrategia, 3) unidad. El proceso de transición deberá contar con la asesoría externa de expertos internacionales con amplia experiencia en la región, principalmente en el terreno de las campañas políticas y situaciones de crisis.
Sin organización no habrá éxito, sin estrategia no habrá organización y sin capacidad de pedir ayuda, no habrá estrategia. El futuro puede estar más cerca que nunca, la balanza de poder puede estar cambiando y Venezuela puede estar frente a una oportunidad poco imaginada. O quizás no. Pero vale la pena prepararse ya, antes que sea tarde, una vez más.
3/7/11
Claves para una transición exitosa
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