2/7/11

Pregunta Jesús Urdaneta Hernández ¿A las armas?


Ser parte de la oposición en Venezuela es extremadamente difícil. Primero, porque estamos frente a un régimen autocrático que no reconoce al contrincante sino que lo descalifica y pretende “aniquilar” como enemigo, y segundo, porque dentro del propio grupo o bloque democrático, y me refiero a todos los venezolanos que lo integran, encontramos demasiadas “facciones”. Muchos dirán que eso forma parte del juego de la democracia y estamos completamente de acuerdo. Pero cuando hablamos de “facciones” nos referimos por un lado, a aquellos políticos que aún no han entendido la importancia y trascendencia del momento histórico que estamos viviendo y siguen con mezquindades particulares y acomodaticias, y por el otro a aquellas personas, que aún obrando de buena fe, siempre apuestan al fracaso. Pero cuidado, este último grupo es vital porque mantiene el equilibrio que muchas veces algunos ingenuos o ilusos y otros triunfalistas anticipados quieren violentar, haciéndole creer a la población, que ya la tarea está hecha, cuando en realidad, es ahora que más debemos trabajar para recuperar la democracia y por ande al País.
Ahora bien, debemos estar claros que no es fácil. No porque no seamos mayoría sino porque nos enfrentamos a un Estado que ha doblegado y controlado a todas las instituciones y porque dentro de sus filas corre la idea de la permanencia absoluta e indefinida. Incluso, por mucho tiempo nos han querido vender la tesis del “caos sin Chávez”, la cual a todas luces les explotó en la cara. En efecto, el País lleva casi un mes sin la presencia del presidente y no ha cambiado nada. Es decir, esté o no Chávez, los males que nos agobian son los mismos. Con Chávez hay apagones, inseguridad, conflictos, huelgas, corrupción, alto costo de la vida, etc. y estando sólo su equipo pasa exactamente lo mismo. Conclusión: es hora de que dejen el poder y permitan que otros arreglen lo que ellos destruyeron.
Dentro de este mismo orden de ideas, en días pasados Adán Chávez, hermano mayor y mentor de Hugo, amenazó a toda Venezuela al afirmar, citando al Che Guevara, que “sería imperdonable limitarse sólo a la vía electoral para llegar al poder- o para mantenerlo”- agregó, y para que no quedara duda alguna, afirmó que la “vía armada” era una opción válida para garantizar la permanencia de la revolución.
Gravísimas e irresponsables las declaraciones del gobernador de Barinas, que por lo demás no han sido rechazadas, y seguramente no lo serán, por ningún miembro del PSUV, pero que en realidad no nos sorprenden. Lo que nos está diciendo, es que la vía electoral sólo es válida si ellos ganan. Es decir, que si pierden se alzarán en armas ¿no van a reconocer los resultados del 2012? Que sólo son demócratas cuando les conviene. Si gano gano y si pierdo gano también, porque me impongo por la vía de las armas. ¿Para qué son las elecciones entonces? ¿Qué tipo de gobernantes son éstos que incitan a la violencia y al odio entre los venezolanos? ¿Son éstos lo que dicen querer al País y a su gente, cuando afirman que la vía armada es una opción, sólo para seguir detentando el poder? Que dicho sea de paso lo usan para doblegar y someter al pueblo. Estamos además ante la comisión de un delito, porque desconocer el sistema republicano, llamar a las armas, a un enfrentamiento armado, es un delito que fue transmitido en vivo por Venezolana de Televisión, a la que deberían también abrirle un procedimiento por no interrumpir la señal y permitir que promulgara ese mensaje, todo de conformidad a la Ley Resorte. Pero sabemos que aquí la ley es para los pendejos y los gobierneros hacen lo que quieren porque tienen totalmente sometidas a las instituciones que son absolutamente genuflexas al régimen, al igual que ocurrió en la época de Mussolini y de Hitler. Por lo demás no es la primera vez que un vocero oficialista se pronuncia de esta manera. Rangel Silva también profirió amenazas, porque como hemos dicho en otras oportunidades, el factor miedo es fundamental para este Gobierno.
Muchos dirán que se trata de simple retórica a la que no debemos prestar atención y muchos otros por el contrario comenzarán a temer. En nuestra opinión, debemos tomar muy en serio estas palabras, porque una vez más, tal como ha venido sucediendo últimamente, se han quitado la careta. Ya no es que se le ven las costuras al régimen, es que abiertamente han reconocido que son autócratas, y cuando se está frente a estas circunstancias uno debe actuar en consecuencia. Para dialogar se necesitan dos y el Gobierno no quiere hablar sino imponerse.
Sin embargo, una cosa es lo que ellos quieren y otra muy distinta lo quiere el pueblo venezolano, que es en definitiva el que tiene la última palabra. La desestabilización y romper con el juego electoral, es lo que busca este régimen dictatorial. Sepan sin embargo, que no lo van a conseguir. Contra viento y marea iremos a unas elecciones, las vamos a ganar y haremos respetar los resultados. No se confundan: la Oposición es democrática, pacífica y respetuosa de la Constitución y de las Leyes, pero también es valiente y arrojada. No somos mochos, pero sí muchos. Muchos dispuestos a lograr nuestros objetivos y a defender con todas nuestras fuerzas y con todas las herramientas necesarias el destino democrático de este país. No se confundan y no nos tienten porque se van a encontrar con un ejército de hombres y mujeres que hace mucho tiempo dijeron ¡YA BASTA!

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