El último informe de la OPEP indica que Venezuela es el socio del cartel con las mayores reservas probadas de petróleo – 297 mil millones de barriles, superando a Arabia Saudita, la cual tiene 265 mil millones de barriles. Pero hay una diferencia fundamental entre ambos países. La capacidad de producción de Arabia Saudita es de 10 millones de barriles por día, mientras Venezuela escasamente puede producir 2.3 millones de barriles diarios.
También es importante clasificar el tipo de reservas con las cuales cuenta Venezuela, en su mayoría crudos pesados y extra pesados que suman alrededor de un 70 % del total de esas reservas venezolanas. Estos petróleos requieren grandes inversiones en refinación para generar los productos que el mercado requiere y así tener uso comercial. Las reservas venezolanas de crudos livianos y medianos son las de menor cuantía, un 30% del total.
La estrategia de Chávez en relación al desarrollo de las reservas de la Faja del Orinoco hasta la fecha no ha generado ni un barril incremental luego del proceso de Apertura Petrolera. Esta situación debe ser muy crítica para que el Ministro-Presidente Ramírez haya informado, como lo hizo, sobre una situación de emergencia para el aumento de producción en las asociaciones en las cuales participa PDVSA con un 60%. Conveniente mencionar algunas consideraciones al respecto:
- Las empresas socias de PDSVSA tomarán ventaja de la información publicada de las reservas y las incluirán en sus prospectos para que en el mercado bursátil aumente el valor de esas empresas, cuyas acciones por eso tendrán un mayor precio. Si PDVSA asume y exige que los socios financien su participación del 60 %, esto autorizará mayores exigencias de los socios y PDVSA reflejará un aumento en su ya peligroso nivel de endeudamiento. El socio se fortalecerá y PDVSA se debilitará. Se estiman unos requerimientos de 80 mil millones de dólares para desarrollar una producción de 2 millones de barriles de la Faja, financiamiento muy complicado de obtener por PDVSA, empresa hoy personalmente administrada por Chávez mediante la chequera con firma electrónica.
- El reparto de los bloques de la Faja en base a criterios políticos, ha otorgado esos bloques a empresas sin conocimientos, sin tecnología y sin recursos económicos para desarrollarlos. A estos socios incapaces de cumplir directamente su función, se les regaló una sabrosa “opción”, un ingreso potencial que harán efectivo cuando transfieran su participación a otras empresas que sí tengan la capacidad que ellos no tienen. Ganarán un dinero fácil que con alguien habrán de repartir.
- La diversidad de socios provenientes de diferentes países, con culturas empresariales diferentes, crea una especie de Torre de Babel en donde PDVSA no es capaz de homologar lineamientos comunes para una sana gestión de negocios. Como por ejemplo: homologar equipos, definir inventarios de repuestos, etc., y en la parte comercial proteger los mercados naturales de PDVSA.
- Las economías de escala no se consideran en la estrategia de PDVSA, cuando para estos proyectos es importante reducir costos de transporte, compartir facilidades para la disposición adecuada de subproductos como el coque y el azufre, y concordar con las regulaciones ambientales, así como las facilidades de muelles y almacenamiento. Además del desarrollo de facilidades de infraestructura civil inexistentes en muchas de las áreas asignadas.
- Un factor determinante en este fracaso ha sido la falta de seguridad jurídica, la forma temperamental como se decide la continuidad o no de un socio, estilo que ha planteado procesos de arbitraje a los cuales está sometida PDVSA y que le costarán a la nación, a los venezolanos, miles de millones de dólares.
- El calificar como “Situación de Emergencia” la necesidad de inversiones en la Faja, se ha de convertir en una patente de corso para eliminar la transparencia en la adjudicación de obras y servicios, de acuerdo con la experiencia mostrada por la PDVSA actual.
En conclusión, PDVSA, dedicada a tareas de proselitismo partidista y sacrificada a los desvaríos de grandeza internacional de Chávez, ha fracasado en su objetivo básico de generar ingresos para construirle a los venezolanos una economía sólida que les permita ser felices en cualquier circunstancia, como la prolongada crisis económica en que está entrando la humanidad.
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