The Associated Press
CARACAS -- Cual militar que se alista para la batalla, Hugo Chávez ha comenzado a mover sus piezas de cara a las comicios presidenciales de octubre próximo.
Y algunos de los pasos que ha dado, en particular la designación de varios de los militares más leales a su causa en cargos clave, han suscitado inquietud sobre el papel actual de las fuerzas armadas y la actitud que asumirían si Chávez pierde las elecciones.
Aunque Chávez, un teniente coronel retirado del Ejército, siempre se ha rodeado de colaboradores militares, los nuevos nombramientos son considerados oficiales de "línea dura" y los más incondicionales al presidente.
La designación en particular del ministro de la Defensa, general en jefe del Ejército Henry Rangel Silva, ha desatado gran polémica por los señalamientos que pesan contra él por presuntos vínculos con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y unas declaraciones que ofreció a la prensa en las que mostró su abierto respaldo al proceso político de Chávez.
Rangel Silva causó enorme revuelo cuando a finales del 2010 declaró a un medio local que "un hipotético gobierno de la oposición a partir de 2012 sería vender el país, (y) eso no lo va a aceptar la fuerza armada".
La oposición acusó en esa ocasión a Rangel Silva de instar a una rebelión y de vulnerar la Constitución, que prohibe a los militares tener militancia política.
En el movimiento de piezas militares Chávez también cambió al comandante de la Aviación y colocó en ese cargo al general José Gregorio Pérez Escalona, que apoyó la intentona golpista de 1992 encabezada por el actual presidente, al igual que actual comandante de Ejército, general Euclides Amador Campos Aponte.
Por otro lado, el mandatario designó como nuevo comandante de la Guardia Nacional al general Juan Francisco Romero Figueroa, ex viceminitro de Seguridad Ciudadana que tuvo a su cargo la represión de algunas violentas protestas callejeras en la capital en años recientes.
La mayoría oficialista de la Asamblea Nacional sorprendió al país a inicios de año al elegir como presidente de la instancia legislativa a Diosdado Cabello, un teniente retirado del Ejército que formó parte del grupo de militares que participó en la intentona de 1992.
Cabello, quien ha acompañado a Chávez en diferentes posiciones del gobierno incluyendo la vicepresidencia, es considerado como uno de los líderes más poderosos de oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por los vínculos que mantiene con sectores económicos y la importante ascendencia que tiene en el mundo castrense.
Sobre las motivaciones de los cambios en la cúpula militar, Rocío San Miguel, directora de la ONG Control Ciudadano, que se dedica a temas de seguridad, dijo a la AP que "toda la lectura de las acciones que está tomando Chávez van en la dirección de las elecciones del 2012".
"Con la designación de Rangel Silva (Chávez) atemoriza de alguna manera, o pretende atemorizar a la población venezolana, haciéndole ver que el sector más radical tiene el poder de fuego, tiene las armas de la República y lo acompañan con absoluta lealtad", agregó la activista.
El influyente director del diario Tal Cual Teodoro Petkoff afirmó en un reciente editorial que dudaba de que la "tónica militarista" e "intimidatoria" que Chávez pretende imponerle a su campaña electoral le pueda funcionar porque la oposición "está unida" y "no le tiene miedo".
Destacó asimismo que el ascenso de los militares de línea dura coincidía con el "ostracismo" en el que han caído algunos líderes civiles del "chavismo" como el canciller Nicolás Maduro, quien luego de figurar como el posible vicepresidente y sucesor del mandatario cuando a éste le detectaron el cáncer en junio pasado, fue lanzado como candidato oficialista a la gobernación de estado central de Carabobo.
También el vicepresidente Elías Jaua se postulará a una gobernación y quedará medio relegado.
En cuanto al papel que podría asumir la fuerza armada en las elecciones de octubre, en las que Chávez se juega una tercera reelección y la continuidad de su proyecto político, existen posiciones divididas entre los analistas.
Algunos sostienen que, aunque hay sectores militares que apoyan irrestrictamente al mandatario, la fuerza armada en pleno respetará un eventual resultado electoral adverso a Chávez porque no se atreverá a violentar la Constitución ni a enfrentar el repudio internacional.
Por su parte, San Miguel opinó que la fuerza armada "jugarán un rol determinante para el caso de que...la brecha entre el ganador y el segundo no esté claras".
Chavez, quien según encuestas recientes tiene un índice de aprobación del 50%, ha dicho que entregará el poder si es derrotado en las elecciones del 7 de octubre.
La promoción de militares de línea dura, sin embargo, genera cierto desasosiego.
El nombramiento que más impacto tuvo fue sin duda el de Rangel Silva.
El militar, quien apoyó el fallido golpe de 1992, ha ocupado puestos importantes desde la llegada de Chávez al gobierno, como jefe de la policía política, director de la estatal Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV) y más recientemente como jefe del Comando Estratégico Operacional (CEO) de las fuerzas armadas, cargo que aun ostenta.
La designación del general salió a relucir por primera vez a finales del 2007, cuando el FBI detuvo a tres venezolanos y un uruguayo por presionar en Miami a un testigo clave de un caso de corrupción derivado del hallazgo de un maletín con 800.000 dólares.
Durante el juicio de los cuatro detenidos se presentó como prueba la grabación de una presunta conversación telefónica que sostuvo Rangel Silva, quien se desempeñaba para ese entonces como jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), con el empresario venezolano Guido Alejandro Antonini Wilson, a quien las autoridades argentinas le incautaron el maletín con el dinero en efectivo.
En el 2008 el Departamento del Tesoro acusó a Rangel Silva de apoyar las actividades narcotraficantes de las FARC.
El nombre de Rangel Silva, por otro lado, también ha figurado en algunos correos que fueron encontrados en las computadoras del asesinado jefe de las FARC Raúl Reyes.
En uno de los correos que el líder guerrillero Iván Márquez le envía al fallecido comandante del grupo Manuel Marulanda, reconoce que Rangel Silva se reunió con él y el nuevo jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, alias "Timochenko" o "Timoleón Jiménez"
Márquez afirmó en el correo que "luego de su visita a Timo recibimos por aquí al general Rangel Silva... fue reiterativo al afirmar que éste no ve con malos ojos a la insurgencia colombiana. 'Es la misma lucha', habría expresado, y le entendimos que solicitan ayuda (información) para contrarrestar la amenaza paramilitar".
El nombre del alto oficial fue mencionado asimismo por el presunto narcotraficante venezolano Walid Makled, quien fue apresado en el 2010 en Colombia y extraditado meses después a Venezuela.
Makled admitió en una entrevista que le realizó una televisora estadounidense que tuvo contactos directos con Rangel Silva, quien también ha sido señalado de tener presuntos vínculos con el llamado "cartel de los soles", un grupo de altos oficiales venezolanos que tiene relaciones con el narcotráfico.
Al rechazar los señalamientos contra su estrecho colaborador militar, Chávez afirmó el 17 de enero, durante el acto de toma de posesión del nuevo ministro de Defensa que "no tenían una sola prueba" y que los ataques contra el alto oficial respondían a que "en él atacan a la fuerza armada bolivariana" y a la "revolución bolivariana".
"Si a nuestro general en jefe lo ataca el imperialismo y sus lacayos. Si a nuestro general en jefe lo ataca la burguesía venezolana, es porque tenemos un tremendo general en jefe", expresó el mandatario.
El ex mandatario cubano Fidel Castro también se solidarizó con Rangel Silva y en un reciente artículo afirmó que tras conocerlo en Cuba apreció en él a "un hombre inteligente y sano, capaz y a la vez modesto".
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