El
Plan República siempre ha representado un factor elemental en el
desarrollo de procesos electorales en el país. Su función principal es
vigilar, evaluar y corregir situaciones irregulares externas al proceso
comicial, que, si bien están interrelacionadas con un orden
organizativo, en nada tiene que ver con el conteo de votos y asuntos
técnicos, es por esto que ni la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
(FANB), ni las Milicias Bolivarianas podrán alterar los resultados
electorales.
El ex ministro de la Defensa, Raúl Salazar, advirtió
que los integrantes de la institución castrense efectivamente tienen
una participación crucial en las elecciones, sin embargo, el rumor que
en algún momento se desató en la población, sobre la intromisión de
militares en conteo de votos y fraude electoral no debería ser motivo de
preocupación en este momento.
Según información de los voceros del Comando
Venezuela, más de 133 mil personas estarán encargadas de velar por un
proceso transparente y acorde con los preceptos y lineamientos
democráticos, por lo que es poco probable que miembros del Plan
República puedan ejercer funciones que no les corresponden.
Salazar enfatizó la necesidad que tienen la Fuerza
Armada en pleno de respetar y hacer respetar la normativa comicial, pues
en parte, de esto depende la tranquilidad que se pueda difundir entre
la población venezolana.
En el caso de las milicias, aunque son
organizaciones con menos rigurosidad que la institución formal, dependen
directamente de la planificación en la que se enmarquen las actividades
del Plan República, por lo que de igual forma deben tener
delimitaciones durante el proceso electivo del venidero 7 de octubre.
Civil y militar
La actuación de civiles con beneficios y
obligaciones militares ha resultado inquietante para muchos electores.
Las Milicias Bolivarianas conforman una fracción de las FANB,
consideradas como un cuerpo especial que puedan contribuir con la
sociedad a la defensa integral de la Nación.
Su dependencia del Ejecutivo Nacional ha permitido
que la población considere a esta coalición como un peligro para la
evolución ecuánime de procesos electorales. Sin embargo, aunque muchos
lo desconocen, ésta es la figura más antigua de defensa nacional.
El militar retirado precisó que aunque no es
desacertado formar este tipo de organizaciones, se debe tomar en cuenta
que las milicias aún están en proceso de formación, por lo que tienen un
nivel de entrenamiento inferior a las FANB.
Para el proceso electoral es recomendable utilizar a
la organización miliciana como un factor de apoyo a las labores de los
militares formalmente preparados, quienes tienen mayor experiencia,
rigurosidad y disciplina en la ejecución de sus deberes, afirmó
Salazar.
También es importante que estas coaliciones
conozcan, comprendan y practiquen el articulado jurídico que regulan sus
actividades, para que estén conscientes de sus delimitaciones, pues es
común ver a miembros de las milicias haciendo o expresando libremente su
agrado partidista en actividades públicas, acción que está prohibida de
acuerdo a lo establecido en la Carta Magna.
“Formar hombres dignos y útiles a la Patria”, es el
lema de la Academia Militar, que debe impulsar a quienes conforman las
organizaciones militares a formarse para cumplir con la responsabilidad
que adquirieron con el país, cuando decidieron formar parte de la
institución castrense.
Partidización
Salazar fue el primer ministro de la Defensa que
nombró el presidente de la República, Hugo Chávez en 1999, por lo que
con pleno conocimiento de lo que establece la Constitución Nacional y
demás reglamentos militares, deplora cualquier expresión militar que
asome públicamente la adopción de una postura política que pueda
comprometer su desempeño profesional.
El ex titular de la cartera ministerial aseveró que
la institución castrense es una organización profesional que no debe
faltar de forma flagrante a las normas jurídicas que la regulan.
La Constitución Nacional representa la máxima
legislación del país, que está jerárquicamente por encima inclusive de
la Presidencia de la República. En este documento nacional los artículos
328, 328 y 330 dejan claro la posición imparcial y ecuánime que debe
tomar la Fuerza Armada en ejercicio. Ante este panorama, no hay
Ministro, Jefe de Estado o cualquier otra autoridad del país que deba
violar este apartado.
El pasado noviembre, en un acto público el ministro
de la Defensa, General, Henry Rangel Silva, aseguró que las FANB no
aceptaría ningún resultado electoral desfavorable al presidente Chávez.
Aunque posterior a esto, el funcionario público se
retractó, en el desfile en conmemoración del 4 de febrero de este año,
el Primer Mandatario escuchó de la boca del general de división y
comandante de la Cuarta División y Guarnición Blindada de Maracay,
Cliver Alcalá Cordones, decir que la Fuerza Armada era una institución
revolucionaria, socialista, antiimperialista y chavista.
A pesar de las críticas, Chávez ha mantenido este
discurso de apego a lo que fue la institución que lo vio nacer como
militar, violando de forma clara los preceptos constitucionales
establecidos en la Carta Magna modificada en Asamblea Constituyente el
primer año de su mandato.
Salazar reiteró que la naturaleza de las FANB es
resguardar la soberanía nacional y en coyunturas electorales, establecer
estrategias adecuadas para velar por el correcto desempeño del proceso,
por lo que no deben tener ningún tipo de militancia política. “La
Constitución es tan democrática, que establece que si algún militar
quiere hacer vida política, debe colgar sus armas, darse de baja e
iniciar un nuevo proceso”.
El que funcionarios castrenses tengan cargos de
participación política, no implica que puedan hacer proselitismo libre.
Un militar puede ser presidente de cualquier institución pública, sin
embargo, aunque en el país eso se ha vuelto costumbre, no está
implícitamente relacionado con tener que militancia activa dentro del
Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Inclusive el artículo 330 es preciso en otorgarles a
los soldados el derecho al sufragio, sin que esto implique
participación política y propagandística activa.
Considera el General que las tendencias políticas
mostradas por el Alto Mando Militar, no refleja la realidad de las
tropas y demás miembros de la institución. Exhortó a los alistados a
mantener la ética y el respeto por su profesión y por el país.
Rebelión
El ex ministro no quiso adelantarse ante una posible
rebelión militar en caso de que el próximo 7 de octubre, el candidato
de Gobierno y Presidente de la República, pierda la reelección a las que
aspira, no obstante aseguró que cualquier intención de
desestabilización podrá ser derrotada con la participación masiva.
Aspiró que la participación electoral se ubique en
90 por ciento, pues esto representaría una clara tendencia de la
sociedad a continuar con un sistema libre y democrático.
Salazar aclaró que si algún militar quiere protestar
por el resultado electoral, debe abandonar sus beneficios y funciones
como castrense, para que sus reclamos sean valederos y apegados a la
ley, de lo contrario sería una arremetida directa en contra de la máxima
legislación del país.
Operaciones
El Oficial no duda de la organización de las FANB,
pues han resguardado con éxito muchos procesos electorales. Recordó que
para el Plan República se designa a un jefe de área o sector que dirige
los componentes las milicias o reservas y a quien le rendirán cuentas
del desarrollo del proceso.
Este jefe debe estar directamente en contacto con el
Comandante Estratégico Operacional quien es el eslabón final que debe
estar en constante comunicación con el Presidente. El ministro de la
Defensa en esta oportunidad tiene más funciones administrativas que
operativas.
Constitución Taxativa
La Carta Magna establece las delimitaciones claras
en el ejercicio de las funciones militares. Antes de su reforma la Ley
impedía el ejercicio del voto a los miembros activos de la institución
castrense. La reforma impulsada por Hugo Chávez en 1999 estableció el
derecho constitucional a los alistados, sin embargo esto no implica que
deban parcializarse públicamente hacia una tendencia determinada. El
artículo 328 reza que la Fuerza Armada Nacional constituye una
institución esencialmente profesional, sin militancia política,
organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de
la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la
defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y
la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta
Constitución y con la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al
servicio exclusivo de la Nación y en ningún
caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares
fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación. La
Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejército, la Armada, la
Aviación y la Guardia Nacional, que funcionan de manera integral dentro
del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión, con un
régimen de seguridad social integral propio, según lo establezca su
respectiva ley orgánica. Artículo 329. El Ejército, la Armada y la
Aviación tienen como responsabilidad esencial la planificación,
ejecución y control de las operaciones militares requeridas para
asegurar la defensa de la Nación. La Guardia Nacional cooperará en el
desarrollo de dichas operaciones y tendrá como responsabilidad básica la
conducción de las operaciones exigidas para el mantenimiento del orden
interno del país. La Fuerza Armada Nacional podrá ejercer las
actividades de policía administrativa y de investigación
penal que le atribuya la ley. Artículo 330. Los o las integrantes de la
Fuerza Armada Nacional en situación de actividad tienen derecho al
sufragio de conformidad con la ley, sin que les esté permitido optar a
cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda,
militancia o proselitismo político
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